Releer a Sandra Postel y a Brain Richter es siempre una experiencia de aprendizaje y de motivación acerca del cuidado y conservación de nuestros ríos. La aseveración de que los ríos libres están prácticamente extintos, nos recuerda inevitablemente, que la hidrología natural de los Ríos Nazas y Aguanaval fue interrumpida desde hace mucho tiempo y que, en general, solo se perciben los efectos económicos positivos de dicha obstrucción, muy rara vez, los impactos sobre los servicios ambientales que también tienen un alto valor económico, incluso mayor al que tangiblemente se produce.
La mayoría de los cauces ya no son controlados por la naturaleza, sino por nosotros. De acuerdo con los autores antes mencionados, "Las especies que evolucionaron dentro de los ecosistemas acuáticos de la Tierra a lo largo de milenios, ahora se tambalean como consecuencia de los impactos inducidos por los seres humanos", en el caso de los ríos, mediante la manipulación de los cauces naturales por medio de la construcción y operación de presas, embalses, y diques.
Tuvieron que pasar muchos años, para poder ver los impactos negativos de las presas sobre una parte importante de un tramo del Río Nazas que da inicio en el paraje conocido como "Puentes Cuates". Desde ahí hasta la represa de San Fernando el bosque de galería de álamos, sauces y ahuehuetes, prácticamente desapareció ocasionando otros impactos menos perceptibles: cuando la deforestación ocurre en algún tramo del corredor ripario, se interrumpe una de las características que presenta esta vegetación en condiciones naturales, actuar como corredor lineal de biodiversidad por donde se desplazan las especies. Se reduce la retención de la corriente, la cual es responsable de la gran biodiversidad y productividad de estos ecosistemas. Deja de funcionar un filtro natural de contaminación, esto es, disminuye su capacidad de asimilar una proporción importante de nutrientes procedentes del lavado de zonas agrícolas y de metales pesados proveniente de zonas mineras.
Frente a estos problemas, que parecen no tener fin, se debe tener una posición clara de actuación en pro de la conservación de nuestros ecosistemas riparios. En la Comarca Lagunera, existen asociaciones civiles como ProdeNazas, A. C, que ha luchado desde 1998 por la conservación y el aprovechamiento sustentable de los ríos Nazas y Aguanaval, ecosistemas fluviales que han permitido el desarrollo actual de la Comarca Lagunera.
Con un enfoque ecosistémico, sus propuestas y acciones están orientadas a detener el deterioro y degradación de la cuenca hidrológica en la que vivimos, a restaurar los ecosistemas que se establecen en las riberas de los ríos, a la aplicación de tecnologías de conservación de la biodiversidad que dieron lugar a la declaración del Parque Estatal Cañón de Fernández, que actualmente forma parte del Área de Protección de Recursos Naturales "Ríos y Montañas" administrada por la Comisión de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
ProdeNazas, También se ha propuesto definir caudales ecológicos mínimos para los ecosistemas del río. Proteger la biodiversidad natural de los ecosistemas riparios, aumentar la infiltración del agua en el cauce natural del río y con ello, mejorar la calidad y disponibilidad del agua en las zonas habitadas.
Se parte de las siguientes premisas relacionadas con la definición de un caudal ecológico mínimo: cualquier intento de conservación o de restauración de ecosistemas, debe considerar como piedra angular la disponibilidad de agua; este elemento vital es el factor que limita el desarrollo de las riberas. Cuando este desarrollo ocurre, el río desarrolla su propia dinámica, proveyendo de abundante agua, sedimentos y materia orgánica que asegura el mantenimiento de los sistemas acuáticos y la regeneración natural de la vegetación.
Aplicar estos procesos al cauce seco del Río Nazas que une a Gómez Palacio con Torreón es posible, aunque deberá pasar muchos filtros técnicos, económicos, biológicos y geológicos. Existen referencias exitosas en Latinoamérica y en los Estados Unidos, en este último se llevó a cabo la restauración de más de 11,000 hectáreas de humedales en el río Kissimmee en Florida.
La participación de la sociedad civil en todos estos procesos que aparecen ante nosotros como simples tecnicismos, ha desencadenado procesos de conservación y/o de restauración de la biodiversidad que no pueden ocultarse ni mucho menos frenarse o excluirse, por eso es importante continuar por el camino de la gobernanza, que además de evitar conflictos, le da certeza y transparencia a las acciones que se realizan.