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Recuperar el río Nazas (III)

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Comentamos que para recuperar el río Nazas en el tramo definido como la última parte del río vivo, delimitado en la columna anterior (de la presa Francisco Zarco a la presa El Cuije), debe partirse de conservar la integridad ecológica del humedal que abarca la mayor parte del Cañón de Fernández. El siguiente tramo del río vivo al ya descrito, presenta una problemática distinta pero no desvinculada del anterior, destacado por el grado de intervención humana.

Es un corredor ripario con un bosque de galería intermitente en el que se asocia vegetación ribereña (como continuidad del tramo anterior) con árboles introducidos y vegetación arbustiva árida, en cuyo cauce se han construido presas que derivan agua a siete canales de riego que permiten la siembra de alrededor de seis mil hectáreas, de las cuales el 90% son forrajes (maíz y sorgo forrajero y alfalfa) y el resto hortofrutales (nogal y hortalizas). El agua derivada para la agricultura esta concesionada a la asociación de usuarios San Jacinto (módulo de riego III).

Es también un área intervenida por varios centenares de concesionarios de la franja federal que, al igual que en el primer tramo, han levantado edificaciones y desplazado parte de la vegetación nativa por sembradíos. En este corredor ribereño se realiza un manejo irregular del agua al derivar volúmenes mayores a los concesionados (o la proporción de estos que autoriza el Comité Hidráulico del Distrito de Riego 017) que posibilitan la siembra de cultivos excedentes a los programados, donde también se practica el bombeo de agua del cauce del río para la siembra de cultivos o cubrir la demanda de agua en edificaciones aledañas al río.

Debido a que la mayor parte de los volúmenes de agua se usan en las áreas de cultivo irrigadas con los primeros canales, en la última parte del corredor ribereño, de los puentes cuates al parque de Raymundo, la vegetación ha estado sometida a estrés hídrico en virtud de que durante varios meses el caudal ya no fluye por él o escasamente lo hace. El corredor ribereño da vida a varias comunidades ejidales y propiedades privadas que conforman un valle intermedio (Juárez), sustentado principalmente en actividades agropecuarias, con un impacto ambiental considerable por el uso de insumos industriales en ellas (principalmente agroquímicos) y los desechos de materia orgánica (estiércol de ganado y fertilizantes).

En este tramo del río vivo se extrae el agua para el programa Agua Saludable, a través de una nueva presa derivadora que se bombea a la planta potabilizadora que suministrará agua a la población de nueve municipios de la Comarca Lagunera.

En el subsuelo del valle de Juárez se encuentra el acuífero del mismo nombre, el cual ha sido sometido a presión por las extracciones que se realizan para la irrigación de cultivos y el suministro de agua a la población ribereña residente en él (ya no tiene disponibilidad), agua que no presenta el tipo de contaminación que el acuífero principal debido a que es renovada por las filtraciones del río (el arsénico se ha detectado de manera puntual).

La recuperación de esta parte del río vivo debe contemplar la regulación de las concesiones de la franja federal y del agua para la agricultura, tanto de los volúmenes concesionados que se extraen de la presa Francisco Zarco como del agua de estiaje, regulación que garantice: 1) mantener el caudal ecológico del río desde la presa Francisco Zarco hasta la presa San Fernando, para mantener el río vivo; 2) asegurar el suministro de agua para uso doméstico-urbano de la población de los municipios contemplados en el programa de Agua Saludable y, 3) continuar suministrando el agua para la irrigación de cultivos en las áreas aledañas al río (módulo de riego), un ejercicio nada sencillo por los intereses que se han creado en torno a la ocupación de la franja federal por los concesionarios y la extracción irregular de agua del río, intereses que dificultarían la regulación señalada.

En una visión de largo plazo de transición de la agricultura convencional que actualmente se practica en este valle intermedio, hacia una agricultura sostenible, constituye una microrregión donde se podría implementar un modelo de producción agroecológico que provea productos sanos a la población de la Comarca Lagunera, particularmente de la zona metropolitana, cuyas formas productivas serían más compatibles con la conservación del último tramo vivo del río Nazas.

La regulación del uso del agua superficial y el suelo en las áreas aledañas al cauce en el último tramo del río vivo, es fundamental para pensar en recuperar el tramo desecado que atraviesa la zona metropolitana.

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