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A la ciudadanía

Recuperar el río Nazas (II)

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

La semana pasada hablamos de centrar la recuperación del río Nazas en el tramo que abarca de la presa Francisco Zarco hasta la represa de El Cuije, en una longitud de alrededor de 90 km, los cuales, por el estado en que se encuentran, presentan condiciones diferentes: 1) de la presa Francisco Zarco a la represa San Fernando (alrededor de 60 km, en el municipio de Lerdo) y, 2) el que comprende entre las represas de San Fernando y El Cuije (la parte del lecho seco que atraviesa la Zona Metropolitana, principalmente entre los municipios de Torreón y Gómez Palacio, alrededor de 30 km).

En el primer caso, nos referimos a lo que se conoce como el último tramo vivo del río, el cual a su vez se encuentra en una situación diferenciada: por un lado, la porción que se ubica dentro del polígono del humedal Cañón de Fernández, que hasta inicios de 2023 formo parte del Parque Estatal del mismo nombre y actualmente se incluye en el Área de Protección de los Recursos Naturales Ríos y Montañas de la Comarca Lagunera, equivalente a poco menos de la mitad del río vivo y, por el otro, la porción continua de este tramo hasta la represa San Fernando.

La primera porción es la que, dentro de lo que cabe, se encuentra en mejor estado de conservación, un corredor poblado por un bosque de galería de sabinos, sauces y álamos, acompañados de otro tipo de vegetación ribereña arbustiva y árida, que persiste por las descargas de agua que brotan en el cauce del río y los flujos que se liberan de la presa Francisco Zarco, que forman un caudal durante casi todo el año (caudal que la población ribereña ha llamado agua de estiaje que permite irrigar superficies de cultivo aguas abajo del río durante el ciclo agrícola de otoño-invierno).

Decíamos que esta porción esta en mejor estado de conservación que el resto del tramo del cauce que estamos considerando recuperar, ya que ha resentido los impactos de la presencia humana que han deteriorado al ecosistema ribereño, principalmente por las alteraciones de la vegetación que realizan los concesionarios de la franja federal (foráneos y locales) y los visitantes foráneos que practican un turismo desordenado en el área. Se observa como poco más de un centenar de concesionarios han realizado cambios de uso de suelo en la franja federal y áreas aledañas que han desplazado la vegetación nativa por cultivos comerciales y edificaciones recreativas (casas de campo o ranchetes), levantando cercos en las áreas ocupadas, violando en el mayor de los casos los términos en que se les otorgaron las concesiones.

A la par del daño permanente que provocan los concesionarios de la franja federal, ha sido motivo de controversia continua los daños que provocan los visitantes foráneos que concurren a esta área con fines de esparcimiento, donde personas con escasos valores ambientales realizan prácticas destructivas que afectan la flora y fauna de un espacio destinado a la conservación de la vida silvestre con, lo que debería ser, una convivencia armónica con la naturaleza. Es el caso de depositar o esparcir residuos sólidos (sobre todo en el cauce del río o áreas aledañas a este), prender fogatas sin la precaución debida y en lugares no permitidos, desplazarse en vehículos como raicers o motocicletas, provocar ruido contaminante con aparatos electrónicos, extraer plantas o animales silvestres, prácticas indebidas de modificación del cauce con maquinaria, entre otras.

¿Que se tiene que hacer para recuperar el ecosistema ribereño? El objetivo debe ser recuperar la salud del mismo para que cumpla con las funciones ecosistémicas o los servicios ambientales que provee, las cuales son fundamentales para tener un río sano: captura de carbono, conservación de biodiversidad, recarga de agua en el subsuelo, captura de contaminantes en los flujos de agua sobre el cauce, entre las más importantes, además de otras como mantener los valores escénicos (belleza natural) para el esparcimiento de las personas, o actividades productivas mediante la derivación del agua del río sin extracciones irregulares.

En primer lugar, es necesario regular el uso de las concesiones de la franja federal, una tarea algo difícil por la resistencia que presentarán los concesionarios, quienes ya se organizaron para evitar se afecten sus edificaciones irregulares y los cultivos establecidos, aun sabiendo que incurren en prácticas indebidas; en segundo término, es también necesario regular el turismo desordenado, promover el turismo de naturaleza como la forma de esparcimiento más acorde que conserve la naturaleza en un sitio privilegiado para quienes vivimos en una zona desértica.

Pero no hay de otra, debe realizarse la intervención interinstitucional con ese fin, que requerirá apoyo ciudadano sobre las medidas que se apliquen para recuperar el ecosistema ribereño, la salud ambiental de este es fundamental para avanzar en los siguientes tramos. La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), como gestora de este espacio protegido ha iniciado acciones con este fin, solo falta se integren en este ejercicio la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y los propios gobiernos locales.

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