
Reconocen con certificación internacional a candelilleros
Un grupo de productores de candelilla del Cañón de Hipólito Alto de Norias, en los municipios de Ramos Arizpe y General Cepeda, logró un reconocimiento histórico: recibir el Primer Certificado FSC (Forest Stewardship Council) en el mundo otorgado para ecosistemas de matorrales semidesérticos bajo esquemas de manejo forestal y cadena de custodia sustentables.
La ceremonia de entrega se realizó en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, donde Gilberto Rodríguez, representante del colectivo Ejidos Unidos, recibió el distintivo a nombre de más de 300 productores que viven de esta planta emblemática del semidesierto.
Señaló que este logro internacional avala que la extracción de la candelilla se realiza con prácticas legales, ambientalmente responsables y bajo criterios que promueven la conservación de los recursos naturales, en una región históricamente marginada.
“Con esta certificación demostramos que es posible hacer un aprovechamiento sostenible, donde los beneficios lleguen directamente a las comunidades. Es un paso firme para abrir nuevos mercados”, expresó Rodríguez.
La cera de candelilla es altamente valorada en industrias como la cosmética, la alimentaria y la fabricación de productos como chicles, lubricantes y ceras para calzado. Se estima que tiene más de 40 usos conocidos, y su demanda continúa en crecimiento.
El colectivo está integrado por 15 ejidos, de los cuales 10 pertenecen a Ramos Arizpe y 5 a General Cepeda; sin embargo, la actividad ha disminuido debido al envejecimiento de la población productora y al desinterés de las nuevas generaciones por continuar con el oficio.
“No es que se esté acabando la candelilla, es que hay menos gente dispuesta a trabajarla. Muchos jóvenes prefieren irse a la ciudad y dejar este trabajo, que requiere fuerza y paciencia”, explicó Rodríguez.
Aun así, los productores confían en que la tradición perdurará. La demanda del mercado, sumada a las nuevas condiciones que ofrece la certificación, podrían motivar un renacimiento del oficio.
Además del enfoque ambiental, uno de los principales objetivos del colectivo es dignificar el trabajo del productor, combatiendo los bajos precios impuestos por intermediarios, conocidos como “coyotes”, que obtienen grandes ganancias a costa del esfuerzo comunitario.
“Queremos que el productor gane lo justo. Muchas empresas abusan y pagan lo mínimo. Nosotros, como organización comunitaria, ofrecemos mejores precios y buscamos que el beneficio se quede en las familias”, finalizó Rodríguez.