Quiero Palomitas

En 2003, la escritora británica Cressida Cowell compartió con el mundo una obra que se volvería crucial para miles de personas en el mundo. Su nombre es Cómo entrenar a tu Dragón. 

Narra la historia de Hipo Horrendo Abadejo III, un joven de la aldea de Berk, asediada por una plaga singular: feroces dragones, que buscan llevarse las ovejas de los aldeanos, porque esta comunidad de vikingos pelea cada día por su supervivencia.

En 2010, el estudio estadounidense de animación DreamWorks se interesó en la historia porque era fresca, con temas claramente importantes para cientos de niños y adultos que encontraron en esta aventura un reflejo de la relación padre e hijo, en la cual muestran el contrapunto de los contrarios, mientras Hipo es más débil y poco acertado en su decisión para los vikingos, su padre Estoico, el Vasto, es el hombre alfa, líder de su pueblo y obsesionado con la erradicación de estos dragones.

Esta historia emocionó, y gracias a su éxito global, se convirtió en una franquicia que llevó al estudio a mantenerse entre los mejores del mundo, captando la atención de muchas personas que vieron reflejado el deseo de ser tomados en cuenta a pesar de la imposibilidad de cumplir con la expectativa que se genera alrededor de las personas por ser la esperanza de su familia, sus amigos, su comunidad.

Por ello era importante ver la posibilidad de llevar esta película a una versión live-action, la cual era una apuesta difícil luego de los resultados que había obtenido Disney con sus varios intentos con resultados muy bajos.

Pero gracias a esto, en DreamWorks aprendieron a tomar en consideración al espectador, buscando respetar lo más que se pudiera la historia que enamoró y en consecuencia generar un discurso de inclusión sin ser invasivo o bien sumamente forzado.

Así el trabajo de esta versión, dirigida por Dean DeBlois, quien también dirigió y escribió la trilogía animada, buscaron adaptar algo nada fácil, dejar atrás el candor que puede generar en nuestros cerebros cualquier pieza de animación, para que a partir de la realidad ese mundo fantástico pudiera ser algo de “carne, hueso y mucho espíritu”.

Las actuaciones de esta entrega están muy bien resueltas, al punto que Gerard Butler lo vemos en una diversidad de tonalidades capaces de movernos no solo a esperar que la historia alcance lo mismo o hasta más en sus niveles de emotividad.

No es coincidencia que este estreno se dé en el fin de semana donde celebramos el Día del Padre, pero más allá de las intenciones esta aventura es perfecta para pensar en como la paternidad se forma ya no solo del supuesto carácter fuerte a prueba de sentimentalismo, sino que ahora se puede entender que cada persona debe encontrar su propio camino y esto debe ser parte de lo que podemos entender como la vida misma.