El gobierno del Presidente Donald Trump está subiéndole el tono a su ofensiva contra los inmigrantes difundiendo un cartel que insta a los estadounidenses a denunciar a las autoridades a "todos los invasores extranjeros".
El poster fue publicado en las redes sociales oficiales del Departamento de Seguridad Nacional, apenas días después de que Trump envió a la Guardia Nacional y la Infantería de Marina a Los Ángeles para reprimir las protestas, en su mayoría pacíficas, contra las redadas migratorias.
Quizás no sea casualidad que la nueva ofensiva de Trump contra los indocumentados y muchos inmigrantes legales se produzca momentos en que el Banco Mundial y otras instituciones financieras están pronosticando una desaceleración de la economía de Estados Unidos, provocada en buena parte por los aranceles del presidente.
Esta escalada contra los inmigrantes podría ser una maniobra para distraer la atención de los crecientes problemas económicos del país.
El Banco Mundial dijo el 10 de junio que la economía estadounidense crecerá tan solo un 1.4% este año, la mitad del 2.8% que creció del año pasado.
Apenas unos días antes, Elon Musk -el hombre más rico del mundo y hasta hace poco el asesor principal de Trump- advirtió que los aranceles del presidente "causarán una recesión en el segundo semestre de este año". Posteriormente, Musk se retractó y borró esos y otros comentarios, tras ser advertido de posibles represalias contra sus empresas.
Trump también podría estar intentando distraer la atención pública de su proyecto de ley fiscal " One Big Beautiful Bill". La Oficina de Presupuesto del Congreso advirtió que esa legislación privaría a millones de estadounidenses de su cobertura médica y podría aumentar el déficit nacional.
Es cierto que Trump y su principal asesor en materia de inmigración, el subjefe de gabinete Stephen Miller, tienen un largo historial de ataques verbales contra los inmigrantes. Trump declaró en 2023, y lo ha repetido varias veces desde entonces, que los inmigrantes "están envenenando la sangre de nuestro país".
En días recientes, Miller calificó a los manifestantes de Los Ángeles de "turba insurgente" y una "amenaza a la civilización".
Paradójicamente, al momento de escribir estas líneas, no se ha producido ni una sola muerte en las protestas de Los Ángeles. En comparación, Trump elogió a los manifestantes que tomaron el Capitolio del 6 de enero de 2021 como "patriotas", a pesar de que esa turba violenta dejó un saldo de al menos siete muertos y más de 150 policías heridos.
El cartel del Departamento de Seguridad Nacional muestra una imagen del Tío Sam con un martillo mientras cuelga un letrero que dice: "Ayuda a tu país... y a tí mismo... Denuncia a todos los invasores extranjeros".
En letra más pequeña, el posteo insta a los estadounidenses a "ayudar al país a localizar y arrestar a inmigrantes indocumentados" y los invita a denunciar "actividades delictivas" a una línea telefónica directa.
Aaron Reichlin-Melnick, abogado de inmigración y analista del Consejo Americano de Inmigración, señaló que el cartel fue creado originalmente por un supremacista blanco conocido por difundir propaganda antijudía y antiafroamericana, quien se atribuyó la autoría.
Independientemente de su origen, el llamado a denunciar a los "invasores extranjeros" evoca tácticas empleadas por regímenes autoritarios.
"El mayor problema es el uso de la palabra 'invasores', porque los inmigrantes indocumentados no son invasores", me dijo Reichlin-Melnik. Incluso los cientos de miles de beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS) y permisos humanitarios de Venezuela, Cuba, Haití y otros países -a quienes Trump ahora busca deportar- no pueden ser descritos como "ilegales", agregó.
"Por definición, alguien aprobado por el gobierno estadounidense para ingresar y trabajar legalmente no es un inmigrante ilegal", me señaló Reichlin-Melnik. "El mayor peligro es que este tipo de retórica es peligrosa, porque la gente se la cree, y eso puede conducir a la violencia".
Efectivamente, Estados Unidos está yendo por un mal camino. Primero, el gobierno dijo que su cruzada antinmigratoria se centraría en los "delincuentes ilegales". Luego, amplió su objetivo para incluir a los "extranjeros ilegales".
Ahora, se normaliza oficialmente la delación de "todos los invasores extranjeros".
El cartel difundido por el gobierno no tiene nada de gracioso. Al contrario, es un giro muy peligroso hacia el odio racial y la xenofobia.