La crisis de seguridad en México parece no tener fin. Los recientes asesinatos de funcionarios en la Ciudad de México, Ximena Guzmán Cuevas secretaria particular de la mismísima Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, y del asesor de gobierno de la capital del país, José Muñoz Vega; y ahora la confirmación del homicidio de los integrantes del Grupo Fugitivo en Tamaulipas son solo dos ejemplos que la violencia que azota al país, lejos está de ser contenida. Estos hechos evidencian la falta de control sobre el crimen organizado, sino que también reflejan la vulnerabilidad de los ciudadanos ante la impunidad y la falta de respuestas efectivas por parte del Estado.
El asesinato de los altos funcionarios en la Ciudad de México es hecho que confirma que la violencia ha alcanzado niveles alarmantes. Los ataques contra servidores públicos del gobierno de la capital no solo afectan a las víctimas directas, sino que también envían un mensaje de intimidación a quienes intentan combatir el crimen, si les pasó a ellos, ¿qué podemos hacer los ciudadanos comunes? La impunidad con la que operan los grupos delictivos demuestra que las instituciones encargadas de la seguridad y la justicia no han logrado contener la expansión de la violencia extrema: como lo son este tipo de lamentables sucesos.
Es de tal magnitud la impunidad en distintos lares de territorio mexicano - no así en Coahuila- que la suerte con la que corrieron los integrantes del conjunto musical Grupo Fugitivo en Tamaulipas es otro ejemplo de la brutalidad del crimen organizado. Los cinco músicos fueron secuestrados y posteriormente asesinados en Reynosa, un estado que ha sido escenario de enfrentamientos entre facciones del Cártel del Golfo. La Fiscalía de Tamaulipas confirmó la detención de nueve personas presuntamente vinculadas al crimen, lo que evidencia la presencia activa de grupos criminales que operan con total impunidad. Desde hace tiempo que ese estado fronterizo y costero del Golfo de México, es un territorio sin ley.
La falta de resultados de las estrategias que el gobierno federal está aplicando aún no han sido efectivas para combatir el crimen organizado que operando sin consecuencias reales. La población vive con miedo, y la confianza en las instituciones de seguridad se ha visto gravemente afectada. La política de Abrazos y No Balazos sigue arrojando resultados atroces como los homicidios de los servidores públicos capitalinos y los músicos tamaulipecos.
En tanto, eso sí, con las votaciones a efectuarse pasado mañana para la elección de juzgadores locales y federales del Poder Judicial, el actual régimen está listo para el colofón de la breve vida plena democrática en México (1994-2025) Es una tragedia mayúscula lo que habrá de consolidarse el próximo domingo con las elecciones programadas. Será el último golpe del grupo gobernante cuasi hegemónico que ahora gobierna México para reinstaurar el régimen de partido-estado, como el que gobernó entre 1929 a 1994 (en realidad hasta el 2000, pero seis años antes ya habían existido comicios aceptablemente equitativos)
Apenas si se pasó de 30 años para que la democracia al menos electoral reinara en la república mexicana y ahora el pueblo ha cedido ante las transferencias directas de dinero a millones de ciudadanos reciben. No parece ser suficiente la violencia que vivimos, desafortunadamente grandes capas de la sociedad no pueden comprender lo grave de la situación, el pensamiento de ellos es lineal: con que el gobierno dé dinero a mi bolsillo, que todo se deteriore. Parece que como pueblo nunca entendemos, se removió al priismo hegemónico y tirano para vivir esto.