
Fotos: Sergio A. Rodríguez / El Siglo
El Nuncio Apostólico en México, Joseph Spiteri, expresó su solidaridad a madres buscadoras, familiares de víctimas de desaparición y asociaciones que trabajan por la memoria y la justicia. Durante una declaración pública, señaló que la Iglesia católica ya brinda apoyo espiritual, legal y psicológico, pero reconoció que aún se puede mejorar el acompañamiento en todo el país, particularmente para evitar que las víctimas se sientan solas o discriminadas.
Spiteri destacó que muchas diócesis en México ya colaboran con estas agrupaciones, aunque en distintos niveles, y adelantó que el tema fue tratado durante la última asamblea del Episcopado. Indicó que se busca fortalecer el respaldo con acciones concretas y organizadas. “Queremos que nadie se sienta solo o discriminado por el hecho de tener un familiar desaparecido”, afirmó. Subrayó que estas personas han manifestado sentirse excluidas, lo que calificó como una grave injusticia.
El diplomático vaticano indicó que la campaña general por la paz de la Iglesia busca también crear mayor conciencia sobre la gravedad de estos crímenes. Enfatizó la urgencia de sanar las fracturas sociales causadas por la violencia, aunque reconoció que no es una tarea fácil. “Todos, autoridades civiles, religiosas y la gente de buena voluntad podemos trabajar más de la mano”, apuntó.
Afirmó que el perdón de Dios está disponible para todos, incluso para quienes han cometido actos atroces, pero aclaró que ese perdón no es automático ni mágico. “El perdón exige un cambio de corazón, asumir responsabilidades, reparar en la medida de lo posible el daño causado”, expresó. En el caso de un asesinato, señaló que aunque no se puede restituir la vida, sí se pueden emprender acciones que honren ese valor.
Reforma de leyes y violencia estructural
Sobre posibles reformas legales, Spiteri reconoció que la Iglesia no puede intervenir directamente, pero puede señalar experiencias exitosas en otros países donde se ha enfrentado el feminicidio y la violencia estructural. Lamentó que este tipo de violencia sea un problema internacional, aunque destacó que algunos países han sido más proactivos que otros en su combate.
El Nuncio también abordó otras problemáticas sociales como la violencia doméstica, los suicidios, el maltrato a adultos mayores y la explotación ecológica en zonas turísticas. Dijo que todas estas preocupaciones son compartidas con las autoridades mexicanas por medio de canales institucionales y mediante los laicos que colaboran con las comisiones legislativas.
Resaltó que la Iglesia actúa también desde el ámbito civil, alentando la conciencia social y política. Subrayó que no se trata únicamente de una cuestión religiosa, sino de humanidad. “La violencia, el dolor, la injusticia nos interpelan a todos como sociedad”, puntualizó.
Reiteró que la Iglesia mantiene diálogo permanente con representantes del Congreso, senadores y comisiones de derechos humanos, donde se hacen llegar propuestas e inquietudes surgidas de la base ciudadana. “Creemos firmemente que cada persona tiene la capacidad de cambiar y transformar su vida, pero también necesita el apoyo de la comunidad y de la oración”, sostuvo.
“Cada víctima cuenta, no son números”: Monseñor Joseph Spiteri
El Nuncio hizo también un llamado urgente a no reducir la violencia a simples estadísticas, subrayando que cada víctima es una vida valiosa y única. Durante su visita a Coahuila, el representante del Vaticano expresó que en todo el mundo existen conflictos silenciados, con muchas víctimas inocentes de las que casi no se habla. “Nos pesa y nos duele cada víctima, sea una, diez o mil”, declaró con énfasis.
México presenta cada año cifras importantes de asesinatos, muchos de ellos generados por la violencia del crimen organización.
El prelado pidió a la sociedad dejar de ver los crímenes como cifras frías, e identificar a cada afectado como una persona real: “un hermano, una hermana, un padre o una hija que ha perdido su libertad o su vida”. Enfatizó que solo así será posible motivar un cambio profundo hacia la construcción de una cultura de paz desde las comunidades, familias y espacios de formación social.
Spiteri también dirigió un mensaje claro a periodistas y trabajadores de los medios de comunicación, a quienes reconoció como actores clave en el fortalecimiento de la conciencia social. “Ustedes pueden ayudar mucho a mantener viva esta conciencia sobre lo terrible que es la violencia”, expresó.
Dijo que más allá de reportar hechos, los medios tienen la posibilidad de contribuir a una narrativa que dignifique a las víctimas y fomente la reflexión colectiva. En ese sentido, alentó a impulsar contenidos que inspiren al cambio, fortalezcan valores humanos y eleven la exigencia de justicia y paz en todos los sectores del país.
Educar en ciudadanía y valores cristianos
El representante del Vaticano en México reiteró que una de las principales tareas de la Iglesia es formar ciudadanos responsables, comprometidos con el bien común, y con conciencia moral profunda. “Buscamos formar buenos cristianos, pero también buenos ciudadanos con buena conciencia”, dijo.
Agregó que ese compromiso comienza en la familia y se fortalece desde los espacios de fe, educación y participación social. Recordó que vivir en paz no debe ser una aspiración aislada ni de élite, sino una meta que involucre a todos, incluyendo autoridades, medios, instituciones religiosas y sociedad civil.
Joseph Spiteri subrayó que la paz es un trabajo de todos los días y debe construirse con acciones concretas que dignifiquen a las víctimas, reparen daños y prevengan más violencia. Indicó que, aunque el panorama nacional e internacional es preocupante, hay esperanza si se trabaja desde la conciencia y el compromiso colectivo.
Insistió en que el rostro humano debe estar al centro de todas las estrategias de seguridad y justicia, y no solo los intereses políticos o estadísticos. “La violencia no puede normalizarse ni justificarse con cifras. La paz exige reconocer la humanidad de cada víctima”, concluyó.
Combatir feminicidios con prevención, oración y justicia sin impunidad
Ante la persistente violencia contra las mujeres en México, el Nuncio Apostólico Joseph Spiteri exhortó a intensificar las acciones de prevención, fortalecer la conciencia social y exigir justicia. Durante sus declaraciones, expresó que los feminicidios “son una pena profunda” y que, como Iglesia, “se puede y debe hacer más en la prevención del crimen desde la formación de la persona”.
Spiteri subrayó que la prevención no puede quedarse en el discurso. Afirmó que la Iglesia Católica ya realiza esfuerzos desde la base comunitaria, especialmente en parroquias, con niños, jóvenes y adultos. No obstante, reconoció que estas acciones resultan insuficientes frente a la magnitud de la violencia y la impunidad que enfrentan las mujeres víctimas de feminicidio.
El Nuncio Apostólico destacó que una de las herramientas más valiosas que puede ofrecer la Iglesia es la formación en valores desde edades tempranas. Explicó que estas acciones ayudan a crear conciencia sobre el respeto a la dignidad humana y la importancia de rechazar cualquier tipo de violencia. Aseguró que esta labor debe ir acompañada de más solidaridad comunitaria y presencia activa en los procesos sociales.
“Necesitamos pedir a Dios que toque el corazón de quienes han elegido una vida contraria a la dignidad humana, para que cambien su vida y reparen el daño cometido”, declaró. Afirmó que la oración, en este contexto, no es un acto pasivo, sino una herramienta poderosa para invocar la transformación individual y colectiva ante la injusticia y el crimen.
Joseph Spiteri hizo un llamado enérgico a las autoridades civiles de todos los niveles a actuar con firmeza ante los feminicidios y garantizar justicia verdadera. “Seguimos pidiendo a las autoridades que actúen a favor de la verdadera justicia en cada estado, cada pueblo, cada municipio”, indicó. Recalcó que la lucha contra la impunidad debe ser constante y que las instituciones no pueden permitir que estos delitos queden sin castigo.
También ofreció el respaldo de la Iglesia en donde sea posible, particularmente en la promoción de iniciativas que fortalezcan la prevención, el acompañamiento a las víctimas y la denuncia de casos de violencia de género. Consideró que la impunidad daña profundamente el tejido social y desincentiva la denuncia de nuevos casos.
Spiteri recordó que los feminicidios forman parte de un contexto más amplio de violencia que afecta a todo el país. Señaló que la campaña nacional por la paz impulsada por el Episcopado Mexicano debe asumirse también como una estrategia para combatir la violencia de género. “Creemos en la fuerza de la oración, pero también en el compromiso por cambiar corazones y exigir justicia”, concluyó.