
JESÚS MONCADA /CAMINO DE SIRGA.
La obra maestra de Jesús Moncada.
Camino de sirga, primera novela de Jesús Moncada, está considerada desde su publicación en 1988 como una de las obras cumbre de la literatura catalana del siglo XX, lo que le ha valido desde entonces un gran éxito entre los lectores y la crítica y los más prestigiosos galardones.
Planteada como un magistral fresco narrativo, en Camino de sirga confluyen la realidad y el mito, la ironía y la ternura, la nostalgia y el ímpetu literario.
La novela evoca la desaparición de Mequinensa, un pueblo en el enclave del Ebro y del Segre, que en tiempos fue el centro de una importante cuenca minera y de un intenso tráfico fl uvial, y que se ve condenado a quedar sumergido bajo las aguas de un pantano.
A través de las vivencias de un sinfín de personajes –navegantes, cupleteras, cafeteros, mineros y burgueses– cuyos recuerdos se entrecruzan, el autor rememora el último siglo de vida de la población de la villa.
“Moncada, como Cunqueiro, como Torrente o el mismo Rulfo, ha trascendido a lo universal partiendo de lo concreto, de lo ínfimo, y eso lo ha conseguido gracias a la poesía, a la alquimia indescifrable de la palabra, a una altísima conciencia de estilo… Apasionante”, Antón Castro, El Día de Aragón.
“Igual que en Cien años de soledad, igual que en El Quijote, en Camino de sirga se reiteran unos paradigmas básicos como la localización en una sociedad rural, el aliento épico matizado por el tono irónico y la dimensión universal de una realidad que, transmutada en mito, se eleva a la categoría de símbolo del destino humano”, Ángel Estévez Molinero, Córdoba.
SOBRE EL AUTOR
Jesús Moncada (Mequinensa, 1941-Barcelona, 2005) es uno de los autores catalanes de la segunda mitad del siglo XX con mayor prestigio nacional e internacional, y su obra se ha traducido a más de una docena de idiomas. Pese a educarse en Zaragoza en pleno franquismo, estudió en un colegio liberal dirigido por la conocida familia Labordeta. Tras unos años dedicado él mismo a la enseñanza, se trasladó a Barcelona guiado por su vocación artística y, empleado en la editorial Montaner y Simón, trabó relación con Pere Calders y otros escritores llegados del exilio, como Avel·lí Artís Gener “Tísner” y Xavier Benguerel. Fue de la mano de Calders, su primer lector y maestro, como se animó finalmente a publicar su debut, Historias de la mano izquierda (1971), donde se adentraba ya en el que se iría consolidando como su particular universo: el pasado mítico de Mequinensa.