Tristemente, mucha gente piensa que, llegando a los 60 años de edad, la vida ya no podrá ser creativa, de mente ágil y productiva.
El caso del compositor checo, Leos Janacek fue exactamente lo opuesto. Nacido en 1854, sus años de lucidez y de ruptura vinieron después de los 62 años de edad. Se le considera como el músico de la incertidumbre, de lo inesperado, ya que obra está llena de arrebatos, giros y momentos de misterio.
Su música es difícil de clasificar, pues tiene tintes de romanticismo, nacionalismo y ya final de su carrera un toque más revolucionario buscando nuevos horizontes. Estudió en los conservatorios de Praga, Leipzig, Viena, y Brno. Desempeñándose como un maestro tradicional, conoce a Zdenka Schulzová con quien tendría 2 hijos y un matrimonio tortuoso por las constantes infidelidades del compositor.
Las obras tempranas de Janacek siguen una ortodoxa vertiente alemana, aunque en un segundo momento se ve motivado a voltear al folklor de su país, específicamente de la región de Moravia, de la que toma gran parte de su estilo armónico y melódico. Hasta los 50 años, Janacek era un mero repetidor de estructuras, sin personalidad propia.
El fallecimiento de su hija fue el detonador que le permitió encontrarse escribiendo su ópera Jenufa. Si bien esta ópera ya poseía un estilo propio, no fue sino hasta los 62 que Janacek da a luz a sus obras más importantes.
Siendo él un manojo de emociones reprimidas aunadas al amor NO correspondido de Kamila Stösslová, surgieron grandes obras como: la zorrita astuta, la sinfonnietta, Katya Kabanova, El caso Makropoulos, o Desde la casa de los muertos. La terrible y bellísima música convulsionada de Janacek no es producto de una necesidad de Innovar, sino más bien de la necesidad de dejar salir profundas tensiones emocionales.
Janacek es único por haber presentado una compleja mezcla: Por un lado rompe los estándares alemanes e italianos para poner el resultado de esto en un escenario de desvergüenza y arrebato sentimental. Era un loco enamorado y desbocado de 62 años componiendo óperas con “vida real”. Su ópera Katia Kabanova es realmente una carta de amor a su amor platónico Kamila Stösslová, por cierto 38 años más joven que él.
A los 72 años Janacek le entrega la partitura de su segundo cuarteto de cuerdas llamado “Cartas íntimas”, que no es sino el resumen de las casi 800 cartas que le escribiera durante 11 años: En el primer movimiento plasma la primera impresión que le generó Kamila. El segundo describe el dolor por sentirse no correspondido y lejos de la mujer amada. El tercer movimiento es una canción de cuna para el hijo que nunca tuvieron juntos. Finalmente, el cuarto movimiento proyecta tanto el miedo de perderla como la añoranza por fundirse con ella para siempre.
Kamila será la taciturna, tierna y dulce voz de viola que envolverá a los demás instrumentos en todo momento. Un mes después de terminado el cuarteto y de finalmente caminar juntos, Janacek muere de pulmonía tendido en la cama de un hospital de la mano de Kamila. En alguna de sus cartas escribió: “Tú estás en mis composiciones, allí donde se hallen pureza de emoción, sinceridad, verdad y amor ardiente”. Él estuvo con ella, aunque ella no con él…, en un suspiro.