
Museo Arocena lamenta el fallecimiento del Ingeniero Eneko Belausteguigoitia Arocena
Con gran pesar, el Museo Arocena se ha unido al duelo por el fallecimiento este domingo 8 de junio del Ing. Eneko Belausteguigoitia Arocena, visionario empresario lagunero y pieza clave en la fundación de esa institución.
Gracias a su generosidad, sensibilidad y profundo compromiso con la cultura, el sueño de compartir con la comunidad una colección invaluable de arte e historia se hizo realidad. Eneko no solo fue un mecenas, sino un creyente del poder transformador del arte y la educación, convencido de que un museo podía ser también un puente entre generaciones, entre el pasado y el porvenir.
Hoy, el museo despede con gratitud y respeto a quien supo sembrar belleza, conocimiento y sentido de comunidad. Su legado permanece vivo en cada rincón del museo que ayudó a levantar, y en cada visitante que cruza sus puertas.
Se agregó que el museo acompaña con cariño a su familia y seres queridos en este momento de duelo.
PERFIL BIOGRÁFICO
El Ing. Eneko Belausteguigoitia Arocena fue ingeniero, empresario y promotor cultural mexicano de raíces vascas. Nacido el 7 de diciembre de 1933, fue hijo de Francisco Belausteguigoitia y Elvira Arocena, perteneciente a una familia profundamente arraigada en la historia de la región lagunera a través de la línea de Rafael Arocena y Arbide, pionero en la agricultura algodonera y figura clave del desarrollo económico de la Comarca durante el Porfiriato. Eneko creció en una tradición familiar marcada por el trabajo, la responsabilidad social y el aprecio por la cultura.
Fue su abuela, Zenaida Arocena, quien sembró en la familia la semilla del coleccionismo. Con viajes frecuentes a Europa y una sensibilidad estética notable, reunió objetos artísticos que con el tiempo formarían parte de un acervo familiar excepcional. Su hija, Elvira Arocena —madre de Eneko— continuó con esta vocación, integrando piezas de arte sacro, pintura virreinal y mobiliario europeo. Eneko no solo heredó ese legado: lo hizo crecer con criterio, cuidado y generosidad.
Desde joven, recibió una educación de alto nivel acorde con su entorno familiar. Cursó estudios profesionales en la Ciudad de México y más tarde se especializó en administración y negocios. Fue miembro de la generación fundadora del IPADE Business School (Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa) en 1967, formando parte de la primera promoción de esta prestigiosa escuela de negocios en México. Esta formación le brindó una visión empresarial moderna y un fuerte compromiso con la responsabilidad social, valores que aplicaría tanto en sus empresas como en sus proyectos culturales.
La carrera empresarial de Eneko Belausteguigoitia fue amplia y exitosa, tanto en México como en el extranjero. Durante más de cinco décadas participó en diversas industrias y ocupó cargos directivos en múltiples compañías, entre las que destaca su labor como presidente del Grupo Beta San Miguel, uno de los consorcios azucareros más grandes del país. Bajo su liderazgo, esta empresa consolidó su posición en el mercado nacional del azúcar.
Paralelamente a su actividad empresarial, participó activamente en organizaciones profesionales y educativas. Fue presidente del Patronato del Colegio de las Vizcaínas (Colegio de San Ignacio de Loyola, CDMX), institución educativa fundada por la diáspora vasca en el siglo XVIII. En dicho patronato colaboró por más de 40 años —siguiendo los pasos de su padre Francisco, quien también fue patrono— y llegó a ser miembro honorario del mismo. Su gestión apoyó la preservación del histórico edificio y la continuidad de la misión educativa laica de la institución. Este involucramiento de décadas refleja su profundo compromiso con la educación y la cultura, más allá de su faceta empresarial.
El Museo Arocena
Uno de los mayores legados del Ing. Eneko Belausteguigoitia fue la decisión de compartir con la sociedad el patrimonio artístico de su familia. Con el fin de preservarlo y difundirlo, la familia estableció la Fundación E. Arocena en conjunto con el Dr. José Pinto Mazal y el Ing. Gustavo Díaz de León Hernández, quienes emprendieron un ambicioso proyecto museístico a finales del siglo XX. Este se cristalizó con la apertura del Museo Arocena el 27 de agosto de 2006, en el antiguo edificio del Casino de la Laguna. La restauración y adaptación de este inmueble fue posible gracias al empeño de la familia Belausteguigoitia Arocena y a la colaboración de una amplia red de empresarios y aliados de la comunidad local.
Desde su inauguración, el Ing. Eneko fungió como presidente de la Fundación E. Arocena, organismo responsable del museo y la colección, rol desde el cual guió la estrategia curatorial y el crecimiento institucional durante sus primeros años.
En palabras de los propios impulsores, el objetivo del Museo Arocena ha sido “contribuir a brindar a la comunidad lagunera identidad y sentido de pertenencia” mediante el arte y la historia. Eneko colaboró activamente en la consolidación del museo, asegurándose de que el recinto cumpliera con estándares internacionales de museografía y de que el acervo familiar fuera adecuadamente conservado y exhibido. En las casi dos décadas transcurridas desde su apertura, el museo se ha consolidado como un referente cultural del norte del país, con exposiciones de calidad internacional y una intensa labor educativa.El Museo Arocena no es solo un recinto que resguarda obras de arte: es, sobre todo, un espacio que expresa el compromiso de una familia con su ciudad. Gracias a la voluntad de Eneko Belausteguigoitia Arocena, ese legado no permanece encerrado, sino que dialoga todos los días con miles de visitantes —niños, jóvenes y adultos— que encuentran en sus salas una puerta abierta a la historia, al arte y al conocimiento.
El Ing. Eneko Belausteguigoitia Arocena falleció a los 91 años, el 8 de junio de 2025, dejando tras de sí un legado significativo que perdurará a través de las numerosas obras que impulsó en vida y que seguirán preservando su memoria y los ideales que les dieron origen.