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ARMANDO FUENTES AGUIRRE (CATÓN)

EL TIEMPO PASA.

Ese es su principal oficio, a más del de aliviar penas del alma.

-No pasa el tiempo -dicen unos-. Pasamos nosotros.

Tienen razón. Lo digo mientras el tiempo pasa.

Tempus fugit, rezaba la inscripción latina en la carátula del reloj de pedestal cuyo péndulo decía su monótono decir en la capilla de una iglesia gótica que visité en un pueblo cercano a Santander, España. El tiempo se va. Y me pregunto: ¿a dónde? Podría buscar la respuesta a esa pregunta, pero no tengo tiempo.

Vecino de la casa de mis padres era un señor Manuel Rodríguez Tejada. Soltero añoso, vivía con dos hermanas igualmente célibes. Empinaba mucho el codo, y eso lo llevaba a escribir versos. El vino y la poesía le anublaron la razón, y dio en decir que cuando se detuviera el reloj de la sala moriría él. Una tarde las hermanas dejaron de escuchar el tic tac de siempre. Acudieron a la habitación. Su hermano estaba en el sillón donde acostumbraba leer. Pero no estaba leyendo. Estaba muerto.

Eso sucedió en tiempo pasado. Todos los tiempos son tiempo pasado, incluso éste. Ya pasó.

LA VEGETARIANA: CUANDO LEER INCOMODA

Han Kang, admiradora de Dostoievski, Borges y García Márquez, es una escritora que no deja de interrogarse acerca de la condición humana. En su discurso de recepción del Premio Nobel de Literatura 2024 compartió que sus novelas nacen a partir de preguntas que surgen de manera insistente, recordó que mientras escribía la tercera de ellas, La vegetariana, entre 2003 y 2005, le rondaban por la cabeza algunas preguntas dolorosas: ¿Puede una persona llegar a ser completamente inocente? ¿Hasta qué punto podemos rechazar la violencia? ¿Qué le sucede a quien se niega a pertenecer a la especie llamada humana?"

Publicada originalmente en Corea del Sur en 2007 y traducida al inglés en 2015, La vegetariana (Random House, México, 2025, 167 pp.) catapultó a su autora a la escena literaria internacional. La obra se estructura en tres partes: "La vegetariana", "La mancha mongólica" y "Los árboles en llamas", narradas por el marido, el cuñado y la hermana de la protagonista, respectivamente. Cada voz ofrece una perspectiva parcial de la situación, y el lector debe reconstruir, entre silencios y fracturas, el drama interior de Yeonghye.

El relato no es cómodo. En sus páginas se describen abusos físicos, violencia patriarcal, desigualdad de género y represión emocional de una sociedad que, como la surcoreana -semejante en ciertos rasgos a la latinoamericana-, restringe, especialmente a las mujeres, su derecho a sentir y a expresarse.

La novela narra la historia de Yeonghye, una mujer joven y en apariencia intrascendente que a partir de los sueños violentos que la atormentan decide dejar de comer carne. Esa elección, supuestamente banal, la conduce a una renuncia radical a toda forma de violencia, sin embargo, paradójicamente, su conducta pasiva la aproxima a la autodestrucción. En su afán de volverse una con la naturaleza se ve enfrentada a consecuencias demoledoras.

En algunas entrevistas, Han Kang ha insistido en que: "Lo interesante es que muchos la ven muy débil, pero yo la escribí como una mujer fuerte y valiente", y señala que "se separa de la comunidad humana, de la violencia y del canibalismo".

La escritora más joven en recibir el premio Nobel, nació en Gwangju, Corea del Sur, en 1970, Su obra ha sido reconocida y traducida a más de treinta idiomas. Estudió Letras en la Universidad Yonsei, ejerció el periodismo cultural y enseñó creación literaria en el Instituto de las Artes de Seúl.

En resumen, La vegetariana no deja indiferente al lector. Aunque su temática pueda incomodar, la manera de abordarlo es muy interesante. Provoca emociones y sentimientos no siempre agradables, pero ya lo afirmó Vargas Llosa, las novelas duraderas son las que introducen la insatisfacción, las que nos permiten contrastar la vida real con mundos alternativos, las que cuestionan nuestras certezas y nos obligan a mirarnos en el espejo de lo humano. En este sentido, Han Kang se erige como portavoz de aquello que no siempre se expresa y del daño emocional y psicológico provocado por la contención de estas emociones.

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Escrito en: Mirador Columnas Editorial Armando Fuentes Aguirre (Catón)

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