El hidalgo español luchó contra los moros; guerreó en Flandes; peleó en Nápoles y las Dos Sicilias; combatió al turco en Lepanto.
Vagamente recuerda ahora sus aventuras de soldado.
Con claridad evoca, sin embargo, la vez aquella cuando a los 17 años de edad yogó con una campesina robusta y coloradota mientras al lado su marido roncaba a la hora de la siesta.
Cosa rara es la memoria, piensa don Juan en su sillón frailero. Ha olvidado lo que le dijeron el Almirante, el Rey y el Papa, pero nunca han salido de su mente las palabras que en el momento del amor oyó de labios de doña Elvira, doña Laura y doña Sol.
Don Juan recuerda.
Tal es ahora su principal ocupación.
El caballero sevillano sabe que cuando olvide morirá.
Y sabe también -desdicha grande- que cuando muera olvidará.
¡Hasta mañana!...