"He caminado leguas y leguas, todas las leguas que Dios ha querido, y me siento cansado y un poco triste".
Con esa dolorida frase dio principio mi ilustrísimo paisano saltillense don Artemio de Valle Arizpe al relato de su vida. Lo escribió en un pequeño libro llamado "Historia de una vocación".
Yo también he caminado leguas y leguas, pero no estoy cansado ni me siento triste. Sigo cumpliendo mi mester de juglaría, y gozo la inmensa dicha de vivir. Lo primero y lo último que hago cada día es agradecerlo. Doy gracias por el aire que respiro, por la luz que veo, por la canción que escucho, por el pan que me alimenta, por el techo que me cubre, por los pasos que me llevan de aquí a allá, por el amor de los míos, por el cariño de quienes me quieren a pesar de mis defectos, y de aquéllos a quienes quiero yo a pesar de mis defectos.
Una cosa he aprendido. Venimos a este mundo a ser felices y a dar felicidad a los demás. Todo lo que no sea amor es un insulto al que nos dio la vida. Seguiré mi camino, y agradeceré el final en igual forma que agradezco el principio.
¡Hasta mañana!...