¿HABRÁN DESAPARECIDO LAS VIOLETAS?
Miro las poéticas rosas, los punzantes claveles, los nupciales alcatraces, los proletarios geranios y las pomposas dalias, pero no veo ya las violetas de color violeta que se ocultaban, púdicas, entre sus hojas, como si temieran que una mirada las fuera a marchitar.
Mi madre me contaba que en General Cepeda, la antigua Villa de Patos donde pasó su infancia y juventud, había tal abundancia de violetas en los jardines públicos y de las casas que todas las calles olían a la flor, y su aroma se percibía desde mucho antes de llegar al pueblo.
Yo amo a esa pequeña flor que me recuerda a mi mamá. Sobre la mesa de trabajo tengo una macetita con violetas hechas de tela. Ningún perfume exhalan, sólo el de la nostalgia, pero me traen al alma memorias que jamás se olvidan. Por eso estarán ahí mientras yo esté.
¡Hasta mañana!...