Este amigo mío con el que bebo la copa -varias- los martes por la noche se hace el propósito de decirme despropósitos. Anoche, por ejemplo, me dijo que no admite la historia de la creación del mundo. Sólo acepta la historia del mundo de la creación.
Me resulta difícil entender sus aseveraciones. Le digo:
-Quizá he bebido demasiado.
-No -responde-. Lo que pasa es que no has bebido lo suficiente.
El libro del Génesis es muy bonito, concede, pero el libro de Darwin es más real. Opino:
-Quizá no haya contradicción entre uno y otro, así como no hay oposición entre fe y ciencia. Ambas pertenecen a diferentes mundos.
Mi amigo da un trago a su copa y manifiesta:
-Sólo hay un mundo.
Yo también le doy un trago a mi copa, y callo. El silencio es a veces la mejor opinión.
¡Hasta mañana!...