-Hace un calor de los mil diablos -declara don Abundio.
Tras una pausa añade:
-Y a lo mejor de más.
Aun así la tertulia en la cocina del Potrero es animada. Tras de la cena con viandas lugareñas -cabuches, flor de palma con huevo, y de postre miel de maguey con requesón de cabra- el propio don Abundio anima la conversación con relatos acerca de doña Rosa, su mujer. Platica:
-Le iban con el chisme de que yo tenía tratos con otras viejas. Respondía: "Déjenlo. Al cabo eso no es jabón que se gaste".
Todos reímos. Doña Rosa no. Dice enojada:
-Viejo hablador.
Don Abundio figura con índice y pulgar el signo de la cruz, se lo lleva a los labios y jura:
-Por ésta.