Este amigo mío con el que bebo la copa -varias- los martes por la noche me dijo ayer: -A diferencia tuya, yo no tengo dudas metafísicas.
Le pregunté por qué. Me respondió:
-Porque con las dudas físicas tengo más que suficiente. Me gustaría saber si Dios existe, si vuelan los ángeles y los arcángeles, si hay un cielo y un infierno, pero me conformo con preguntar por qué todo está tan caro y por qué la vecina del 14 no ha aceptado mi invitación para visitarme en mi departamento. Dirás que sufro cortedad de miras, y tendrás razón. Pero en el mundo de la física se mira; en tanto que en el de la metafísica se inventa. Y yo puedo mirar, pero no puedo asimilar lo que otros han inventado a fin de darme esperanzas y calmar mis miedos a cambio de una donación.
No contesto a lo que dice mi amigo. ¿Cómo responder? Carezco de conocimientos físicos y de imaginación metafísica. Doy otro trago a mi copa y me pregunto por qué la vecina del 14 no ha aceptado su invitación a visitarlo en su departamento.