Este amigo mío con el que tomo la copa -varias- los martes por la noche dice en ocasiones cosas que atribuye al vino, pero de las cuales, estoy seguro, el vino no es culpable.
Anoche, por ejemplo, declaró:
-Siempre soy católico, pero sólo algunas veces soy cristiano. Quiero decir que nací en el seno de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, en cuyo seno espero también morir, y sin embargo no practico las enseñanzas de Cristo, que son doctrina de amor, de misericordia, de perdón. Para ser cristiano es necesario ser humilde, y yo carezco de la grandeza que se necesita para hacerme pequeño.
Mi amigo me pide que le sirva otra copa, y mientras se la escancio me dice:
-¡Qué distinto sería nuestro mundo si todos los cristianos practicáramos el cristianismo!