
(El Siglo de Torreón / Adra González)
Entre cerros, polvo y silencio se vivió una edición más del Ultra Coahuila en la sierra de Arteaga. Es una carrera de ultradistancia que pone a prueba no solo la resistencia física, también la fuerza del espíritu colectivo. Lo que ocurre en esos senderos no se mide únicamente en kilómetros. Se mide en gestos que hablan de solidaridad, de respeto por el entorno y de colaboración entre quienes organizan, apoyan o simplemente acompañan.
Personas de distintas partes del país y del mundo llegaron a recorrer una misma tierra. También a compartir historias, necesidades y emociones. Las comunidades locales no fueron solo espectadoras. Participaron activamente como parte esencial del evento. Prepararon alimentos, dieron palabras de aliento o caminaron junto a los corredores durante algún tramo del camino.
En esta carrera el esfuerzo es compartido. Las metas no se celebran en solitario. Lo que queda al final no es solo una medalla. Es el recuerdo de haber sido parte de algo que une, que fortalece, que inspira. El Siglo de Torreón estuvo ahí y capturó algunos de los rostros y momentos que le dan vida a esta experiencia. El Ultra Coahuila demuestra que el deporte también transforma realidades cuando se vive desde lo humano.