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Los une el arte del grafiti a través de taller en Centro Cultural Antigua Harinera

Jóvenes laguneros aprendieron esta expresión urbana en el Centro Cultural Antigua Harinera

Actividad. El Taller de Técnicas de Grafiti concluyó este fin de semana en el Centro Cultutral Antigua Harinera.

Actividad. El Taller de Técnicas de Grafiti concluyó este fin de semana en el Centro Cultutral Antigua Harinera.

SAÚL RODRÍGUEZ

"Hablar de 'graff' es hablar de voces". La gran ala industrial del Centro Cultural Antigua Harinera alberga a un grupo de infantes creando figuras en hojas de papel. "Hablar de tags, bombas o piezas es hablar de algo que no conoces". Sobre una mesa pasan la figura a un pliego de vinilo transparente, lo calcan con marcador. "Hablar de 'graff' es hablar de pensamientos, de rebeldía, de inquietud y de sentimientos". Luego, el maestro toma un cúter y les ayuda a cortar el plástico; lo hace con cuidado y paciencia. "Hablar de 'graff' suele ser una utopía". Los niños agarran sus esténciles, los colocan sobre playeras blancas. Agitan las latas de aerosol. Se escucha el clic de la canica antes de que la pintura se dispare: un mundo de colores aparece frente a sus ojos.

El rapero gomezpalatino Caporal compuso la canción "Utopía" a mediados de los años 2000. En ella versa sobre el arte urbano del grafiti que entonces atiborraba las paredes de la región. La contracultura del hip hop emergía en las calles en forma de un grito juvenil. El letrista lagunero tomó la palabra acuñada en 1516 por Tomás Moro para hablar de una expresión marginada. Hoy el grafiti ha demostrado que también posee un rostro educativo y que puede ayudar en la formación de mejores seres humanos.

Como parte de su programa de cursos de verano, del 11 al 15 de agosto, el Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE) llevó a cabo el Taller de Técnicas de Grafiti en el Centro Cultural Antigua Harinera, en el sector Alianza. El artista Enrique Zavala Cordero, más conocido como Firo, fue el encargado de atender a quince alumnos de entre 7 y 16 años de edad. A través de sesiones matutinas, les enseñó técnicas y los diversos usos que el grafiti puede tener más allá de los muros.

El ser humano siempre ha usado las paredes para expresarse. Las pinturas rupestres en la Cueva de Lascaux o los grafitos de Pompeya son prueba de ello. Si bien las calles de Nueva York fueron el inicio del grafiti moderno a finales de los años sesenta del siglo XX, hoy la disciplina ha traspasado las bardas urbanas para ser estudiada en universidades de todo el mundo.

UN ARTE QUE PUEDE ENSEÑARSE

El maestro Firo tiene las manos manchadas de pintura. No puede evitarlo, dice. Quien esté dispuesto a tomar el aerosol debe aceptar que el esmalte siempre busca su camino. Él mismo se ha manchado camisas, pantalones, tenis nuevos. Un mandil puede entorpecer los movimientos del grafitero al momento de hacer sonar la lata. Es mejor así, al estilo libre, aunque es posible tener un poco de cuidado, hacer trazos con limpieza, más pulcros, menos toscos. Eso también forma parte del aprendizaje.

Firo comenzó a pintar grafiti cuando apenas tenía 10 años de edad. Hoy ha cumplido 32. Narra que lo influenció su hermano mayor, que su madre también es artista visual y que toda esa herencia pictórica circula por sus venas. Recuerda un episodio en particular: él de niño, frente al televisor, mientras se transmitía un noticiero. La nota hablaba de un extraño fenómeno social, donde los muros de las calles amanecían decorados con extraños signos.

"Veo esa noticia y me llama mucho la atención. Desde que veo esa noticia, donde yo vivía, empiezo a notar muros que estaban grafiteados. Entonces, como que mi percepción se empieza a agudizar en el tema del grafiti".

Firo caminó durante noches por la calles de Lerdo. Con aerosol en mano, solía dirigirse a un callejón por el Centro de Bachillerato Tecnológico, Industrial y de Servicios (CBTIS) No. 4. Aquello era una galería al aire libre. El anonimato protegía a los artistas que plasmaban sus pintas de manera ilegal. Pero el lerdense comprendió que había una segunda forma de hacerlo, que ese nuevo arte podía tener una aplicación incluso didáctica, capaz de otorgar segundas oportunidades para quien lo requiera.

"Fui un morro que a la corta edad consumió sustancias. Entonces, a mí el grafiti me ayudó, en mi desarrollo personal, a salir de los vicios. Enfocarme en andar pintando, ya sea de manera legal o ilegal, me ayudó a distraerme de las sustancias. En lo personal, a mí me sacó de ese mundo de vicios, de la drogadicción".

Durante la semana, el maestro dictó a sus alumnos técnicas básicas del grafiti: el 'tag' es una firma; las 'bombas' se identifican por ser letras grandes dominadas por curvas; las 'piezas' son más rectas y emplean otras figuras geométricas como cuadrados, rectángulos y triángulos; también hay otros estilos como el 'lettering', los caracteres (dibujos) o el esténcil, que prácticamente consiste en un molde de plástico sobre el cual se rocía pintura.

"En realidad no es una disciplina que se enseñe en academias, suele ser una que aprendemos de manera autodidacta. A mí me nace el interés de enseñar por la empatía a la juventud, de tener una orientación. El grafiti, por lo regular, es una técnica mal vista por la sociedad (aunque a estas alturas ya tiene más aceptación), pero es la empatía a las infancias. Me nace el interés de enseñarles, de guiarlos más que nada. Porque nada más es una guía, el grafiti prácticamente es aprender solo".

TRAZOS EN VOZ PROPIA

Billy Correa Domínguez es un chico lerdense de 15 años que ha terminado su esténcil. Ahora se dispone a plasmar su arte sobre una playera. El estilo de su pieza es un lettering y en ella ha marcado el pseudónimo "Keys". El grafiti, asegura, le ha atraído más que pasar horas frente al teléfono celular.

"Primero, para hacer este estilo de letra usé dos lápices. Los pegué con cinta y empecé a trazar letra por letra. Ya cuando tienes tu boceto listo, pones el plástico este encima y lo vuelves a trazar por encima con un marcador. Teniéndolo trazado, le vas dando con el cúter, con cuidado, lento para que no se te vaya saliendo por la línea. Y pues el proceso que vamos a hacer ahorita va a ser nomás pasarle el aerosol por encima para que quede grabado en la camisa".

Fany Martínez, de apenas 10 años, es otra de las alumnas que ha aprendido a imprimir su nombre con pintura. Dice que se le instruyó a hacer los tipos de letras y sus diferentes estilos. Lo que más le gustó del taller fue participar en un grafiti colectivo y pintar su playera.

"Nunca había venido. Me gustó hacer los grafitis, eso es lo que más me gustó".

La clase concluye. Ambos chicos se unen a sus compañeros frente al grafiti colectivo que hace dos días elaboraron sobre unas tablas de triplay. También participan el maestro Firo y los artistas Mack Dos Elementos Crew e Italia Reza, integrantes de Nazas Gráfico. "Haremos de esto un emporio / Mejor que Posada, Rivera o Siqueiros", escribió la rapera mexicana Ximbo en una composición de antaño. El flash destella. La cámara captura sonrisas como grafitis indelebles.

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