
Un estudio reveló que los refrescos light, lejos de ayudar a bajar de peso, podrían aumentar la sensación de hambre/ Especial
Consumidos a diario por millones de personas en todo el mundo, los refrescos light se presentan como una alternativa más saludable al azúcar. Sin embargo, nuevas evidencias científicas sugieren que estas bebidas endulzadas artificialmente no solo no ayudan a adelgazar, sino que podrían aumentar la sensación de hambre.
El efecto de los edulcorantes en el cerebro
El trabajo liderado por investigadores de la Universidad del Sur de California demostró que sustancias como la sucralosa alteran la actividad del hipotálamo, el área del cerebro que regula el apetito. Mediante pruebas de resonancia magnética, se observó que quienes consumían refrescos light registraban un incremento en el flujo sanguíneo hacia esa región, lo que se traduce en mayor hambre.
Además, a diferencia de las bebidas azucaradas tradicionales, los edulcorantes artificiales no elevan las hormonas que favorecen la saciedad, como la leptina o el GLP-1. En otras palabras, el organismo recibe el sabor dulce, pero no las calorías asociadas, lo que crea una desconexión entre sabor y nutrición que empuja a comer más.

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Aunque los resultados apuntan a un vínculo entre estas bebidas y el aumento del apetito, aún no está del todo claro si los refrescos light provocan directamente el incremento de peso. Estudios de largo plazo muestran asociaciones con mayor riesgo de obesidad y diabetes tipo 2, pero los especialistas advierten que la relación de causa-efecto todavía se investiga.
Lo que sí parece evidente es que los edulcorantes no son neutros, como antes se pensaba. De hecho, la Organización Mundial de la Salud emitió una recomendación en 2023 en contra de usarlos como herramienta para controlar el peso, justamente por los efectos adversos detectados en diferentes ensayos.
Alternativas más saludables
Ante este panorama, expertos sugieren optar por agua simple o aguas con gas saborizadas naturalmente para reducir los antojos. Aunque la sensación de hambre no siempre es el único factor que influye en lo que comemos, la evidencia apunta a que los refrescos light podrían no ser tan inofensivos como se creía.

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