
Los perros no son telépatas, pero sí expertos en leer emociones humanas/ Especial
Muchos dueños aseguran que sus perros saben exactamente cuándo están tristes, nerviosos o felices. Esa aparente capacidad telépata no es magia, sino el resultado de miles de años de convivencia entre humanos y canes. Los estudios científicos confirman que el cerebro canino está adaptado para percibir y responder a las emociones de las personas.
Cómo los perros interpretan emociones
Investigaciones en neurociencia muestran que los perros tienen áreas cerebrales especializadas que se activan con la voz humana. No se trata de cualquier sonido: reaccionan de manera más intensa a tonos cargados de emoción, como risas o llantos. Además, al mirar rostros humanos, sus cerebros liberan señales de recompensa, lo que refuerza el vínculo emocional con sus dueños.
El contagio emocional es real
Otro hallazgo importante es el “contagio emocional”. Cuando una persona siente ansiedad, su perro puede elevar su ritmo cardíaco y mostrar inquietud, como si compartiera la tensión. Del mismo modo, la calma del dueño puede transmitir serenidad al animal. Este fenómeno, documentado en diversas investigaciones, explica por qué los perros parecen reflejar el estado de ánimo de la familia.

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En esta cinta, Luis Alcoriza revela una buena parte del carácter nacional: desde el machismo que acepta las infidelidades de los hombres hasta la unión entre desconocidos en momentos críticos.Expertos también han demostrado que mirar a los ojos a un perro provoca la liberación de oxitocina, conocida como la hormona del amor. Este efecto químico, exclusivo de la relación humano-canina, no ocurre con lobos u otros animales, incluso si fueron criados por personas. La domesticación afinó la sensibilidad de los perros para fortalecer los lazos sociales.
Más allá de lo emocional, los perros interpretan señales físicas y químicas. Son capaces de leer el lenguaje corporal, inclinando la cabeza hacia expresiones más marcadas, y también pueden detectar olores asociados a miedo, estrés o felicidad. Un experimento de 2018 reveló que reaccionan de forma diferente según el sudor humano que perciben.

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¿Instinto telépata o inteligencia social?
En conclusión, los perros no son telépatas, pero su evolución y domesticación los convirtieron en expertos en comprendernos. Leen nuestra voz, gestos y hasta olores para anticipar lo que sentimos. Esa combinación de biología y convivencia hace que sean mucho más que mascotas: son compañeros emocionales diseñados para conectarse profundamente con nosotros.