
Las reinas del charco
Reina es quien ejerce la potestad real por derecho propio, es decir, quien ejerce la autoridad por derecho propio.
Más allá de la monarquía se conoce como reina a la mujer que, por ciertas características, logra sobresalir de las demás en un determinado contexto.
A Betty y a Julie les va bien el título; son unas verdaderas reinas de un territorio definido como “Charco Radioactivo”. Su poder se extiende a través de ocho hectáreas en un cauce de río que es ocupado por agua pestilente de colores iridiscentes, un escenario apocalíptico de deshechos que cohabitan con la vida. Vida que tiene memoria y que atrae a los hijos de los hijos de manera natural.
Ellas son las reinas del charco. Salen a su aire, cargadas de cámaras y lentes, de tripiés y filtros, de sonrisas y expectativas, de ojos abiertos y mirada sensible para poder plasmar en una imagen muchos instantes que se convierten en pruebas reales del empeño de la vida.
Ellas son observadoras de aves. Pueden estar quietas por largos minutos o moverse al ritmo de un canto que el viento dispersa, pueden identificar a los individuos que captan, son capaces de nombrarlos, son las que se emocionan cuando un pollo crece e intenta volar, son las que sonríen por la diversidad de especies que llevan contadas, las que se sorprenden por encontrar un espécimen que no debería estar pero está, las que reconocen los picoteos, las que se maravillan con los colores y formas, las que comparten sus andares con el entusiasmo de un niño que acaba de descubrir que la lluvia viene del cielo, con una inocencia sabia y con la certeza de que todos los seres vivos compartimos una casa común en la que nadie es más que nadie.
Cada fotografía tiene una historia propia, cada especie un atractivo particular, ni una más que otra; sólo las emociones que suscitan pueden en algún momento hacer la diferencia.
Las reinas del charco forman parte de NOA (Naturalistas y Observadores de Aves), acrónimo afortunado que coincide con la nominación de la planta que da nombre al cerro que ve a la ciudad. No hay casualidades y los tiempos son perfectos. Los encuentros afortunados ocurren cuando tienen que ocurrir; algunos son de largo aliento, otros son para quedarse sin aliento ante los milagros de la naturaleza.
Aves relacionadas con el agua: la agachona, el cormorán, la garza, la gaviota, el ibis, el martín pescador, la mascarita, la monjita, los patos; las rapaces y las carroñeras: el águila pescadora, la aguililla aura, la cola roja, la swainson, la gris, la negra, la rojinegra, el gavilán de Cooper, el cernícalo, los halcones, las lechuzas, los zopilotes; las de percha y las terrestres. 130 especies avistadas en el charco, captadas por las cámaras de las reinas. Un pequeño universo ahí contenido.
El libro que hoy se presenta es como dice Susana Estens de la Garza en su introducción: “un ejercicio de ciencia ciudadana, el cual aplaudimos todos”. Agradecemos que se haya tejido con puntos derechos el amor por la tierra, el amor por la naturaleza, el amor por las aves y el amor por los libros, el amor por ser mujer, por sentirnos incluidas, poderosas y por dejarnos el ejemplo vivo de que siempre es un buen momento para empezar a ser lo que realmente queremos ser.
Que el charco deje de ser charco y se convierta en un parque, que haya muchas Bettys y muchas Julies que marquen pautas fructíferas y motivadoras para más mujeres.
PRESENTACIÓN MEMORABLE
Lo que hasta aquí leíste fue el texto con el que acompañé la presentación del libro Las reinas del charco de Elizabeth Pérez Alemán y de Julie Ibarra Rossow. Faltaron sillas para albergar a los que se dieron cita para estar en el espacio que El Siglo de Torreón tiene reservado para estos encuentros, sobró bonhomía, interés y profesionalismo por parte de los directivos y del personal de la Casa editora que se encargó de cada detalle para hacer lucir el momento.
¡Ruego por más noches como la vivida, por más sensibilidad hacia los temas ambientales y por más promotores del amor que nos está faltando por la naturaleza!