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Las palabras tienen la palabra

LO ATÁVICO Y OTRAS CURIOSIDADES

JUAN RECAREDO.-

No somos pocas las personas que nos interesamos por el tema del buen uso del lenguaje. Hasta para aquellas que no lo consideran un tema muy relevante, al hablar específicamente del significado de las palabras —porque el lenguaje abarca muchas otras áreas también— sí se interesan por el tema… yo creo que esto es porque las palabras andan sueltas por ahí, y de repente se topan con ellas en situaciones inesperadas y no conocen su significado.

Eso nos pasa a todos, independientemente si nos guste el tema del lenguaje o no.

Las palabras vuelan libres y en cualquier momento “aterrizan” frente a nosotros y se nos presentan causándonos curiosidad y a veces hasta asombro. ¿Qué significará esta palabra que nunca había visto hasta este momento? Ahí es cuando entra “la chamba” del diccionario, que hace su mejor esfuerzo académico por sacarnos de la duda.

El detalle es que muchas veces los significados que vienen en el diccionario terminan siendo igual o más complicados que la palabra misma, lo que confunde más al que lo consulta y lo desanima a seguir haciéndolo. Por eso es que yo intento, hasta donde puedo, simplificar el significado de algunas palabras que se consideran difíciles. Así que aquí le tengo algunos ejemplos de mi colección de “significados fáciles para palabras difíciles”: Si en alguna canción ha escuchado usted la palabra arrebol, entienda por ella que el autor se refiere a un color rojizo de las nubes.

Lo atávico es lo hereditario, las ideas o formas de vida de los antepasados y que pueden todavía estar vigentes en las generaciones actuales.

De algunas personas se dice que son muy circunspectas, lo que significa que son prudentes, serias, respetables.

En cambio, si son concupiscentes, quiere decir que tienen un gran apetito por los placeres deshonestos.

Si usted escucha el verbo conculcar, sepa que significa romper la ley, y también, pisar en el suelo dejando una huella.

Dejar algo “a la desidia” no es dejarlo a la flojera, sino que no se le ha dado el cuidado que requiere, lo que también es una negligencia.

Hacer algo con diligencia es hacerlo de forma ágil y pronta; si digo que disiento de tu opinión es que estoy en desacuerdo con ella, y si insistes demasiado en imponerla, tendré que decir que eres un gofo, que es un necio, ignorante y grosero.

Así hay miles y miles de palabras que no son tan comunes, pero luego le seguimos porque se me termina el espacio de hoy… y me voy antes de que me acusen de pertinaz… o sea, de terco, y me despido afectuosamente de usted, querido lector. ¡Adiós! Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios. [email protected] X: @donjuanrecaredo.

ME PREGUNTA: Carlos Gutiérrez: ¿Qué es una virgulilla? ¿Es lo mismo que la tilde?

LE RESPONDO: Se le llama virgulilla a diferentes signos ortográficos como el apóstrofo —no confundir con “apóstrofe”— o la rayita de la eñe. La tilde es una rayita, recta u ondulada, que se pone arriba de una letra, como la rayita para marcar el acento o la rayita de la eñe. Entonces, en ciertos casos, la virgulilla y la tilde se refieren a lo mismo. La tilde va encima de una letra, mientras que la virgulilla no siempre.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos hablan porque tienen que decir algo.

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