Cuando se hace un negocio en donde una de las partes se "lleva todas las canicas" se dice que hubo un contrato leonino. Bueno, la expresión "llevarse todas las canicas" ya se ha de imaginar usted que quiere decir que todo el provecho de la transacción es a su favor y la otra parte, pues "tendrá que bailar con la más fea", o sea que no le va tan bien.
Lo leonino es lo que se refiere o pertenece al león y la expresión deriva de una fábula de Esopo titulada Las partes del león que cuenta acerca de uno de esos feroces felinos, una zorra y un burrito que se
asociaron para cazar animales y merendárselos. La zorra fue la que diseñó el plan. Al burro, que no tenía mucha inteligencia, se le encomendó que pataleara, rebuznara e hiciera mucho ruido para que los animales, tratando de escapar, corrieran hacia donde estaba el león y éste, que era el más fuerte, los pescaría.
Así atraparon a un montón de animales y luego se convocó a una junta de socios para repartirse el botín. El león le dijo a la zorra que dividiera a los atrapados en tres partes iguales y ya que estaba hecha la separación, él mismo agarró al burrito y se lo comió… así, sin más ni más, lo devoró sin ponerle una salsita siquiera. Luego le dijo a la zorra: "mira, la primera parte del botín es para mí por ser el Rey de la Selva, la segunda parte, con tu permiso, también me la voy a quedar porque soy tu socio, y la tercera parte me la dejas, a menos que quieras que te pase lo mismo que le pasó al burro". Así, todo se lo quedó el león.
Todas las fábulas tienen una moraleja y ésta no es la excepción, aunque por el abuso del león tal vez deberíamos llamarla inmoraleja: Dice "ten cuidado y fíjate bien con quien te asocias, porque al final, siempre el más fuerte se queda con la mejor parte".
La palabra fábula está emparentada directamente con el verbo hablar. De hecho, su origen latino es el mismo; fabular es contar fábulas y es también fablar, es decir, hablar. Las fábulas son hechos fantásticos -ni modo que sea real que un león platique con una zorra y con un burro- y por eso se dice que algo fabuloso es algo que de tan increíble parece mentira, parece una fantasía.
El más reconocido de los fabulistas griegos es Esopo, que vivió unos 600 años antes de Cristo. Era un esclavo, tartamudo y jorobado, y sin embargo escribió más de cien fábulas. Sus obras se habrían perdido pero hubo algunos literatos y poetas como Jean de la Fontaine que se ocuparon y se preocuparon por reunir los trabajos del fabulista y gracias a ellos los trabajos de Esopo han llegado hasta nuestros días.
En las fábulas de Esopo participan muchos animales. Usted se puede dar cuenta con sólo ver los títulos: El águila y la zorra, La comadreja y las gallinas, El escorpión y la rana, El león y el ratón o El cuervo y la zorra.
Hay algunas de las fábulas de Esopo que ya se consideran clásicas como la historia de La cigarra y la hormiga, la de La liebre y la tortuga, La zorra y las uvas o La gallina de los huevos de oro.
De las moralejas con las que Esopo remata sus fábulas han derivado dichos y refranes que aún en estos tiempos siguen siendo patrones de acción y de comportamiento, como aquel que dice: "La unión hace la fuerza" o el otro que asegura que Dios dijo: "Ayúdate, que yo te ayudaré".
Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y [email protected] X: @donjuanrecaredo.
ME PREGUNTA Roberto Gómez: El origen de la palabra fontanero.
LE RESPONDO: Fontanero es un término más adecuado que el de plomero que usamos comúnmente porque fontanero es el que instala o arregla las fontanas. Fontana es cualquier aparato del que sale agua.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Lo importante no es ganar, sino hacer perder al otro.