Llevamos 1,665 mañaneras. Es un acervo gigantesco, repleto de información útil para entender la interacción entre gobierno y sociedad.
En 2001 Ana Lilia Cepeda, directora de comunicación social capitalina, le propuso al entonces jefe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador, la creación de "las mañaneras", el delta donde desembocan los afluentes de nuestra diversidad. Opiniones versadas coinciden en que la mitad de los 60 participantes que en promedio asisten son youtuberos -estirpe heredera de las mañas de los chayoteros priistas- que plantean a la presidenta las inquietudes y preguntas de sus patrocinadores. El 25 por ciento de la otra mitad lo representan medios que decidieron respaldar a la 4T; el resto son los y las periodistas que lanzan preguntas incómodas.
Las versiones estenográficas y los videos ayudan a entender, por ejemplo, la relación entre López Obrador y Claudia Sheinbaum. En el tiempo que lleva en el cargo, la presidenta lo ha mencionado 826 veces, pero la tendencia es a la baja. En octubre de 2024 fueron 147; en junio de 2025 solo 54. La presidenta va poniendo distancia con su predecesor.
Otro tema sustantivo es que mientras López Obrador protegía a los militares frente a los periodistas, Sheinbaum los deja confrontar versiones. El 28 de julio de 2023, Alonso Urrutia de La Jornada preguntó a los titulares de las Fuerzas Armadas su opinión sobre las "acusaciones que se les hacían" de haber frenado las investigaciones del caso Ayotzinapa. Como moderador en jefe, López Obrador se interpuso para responder, levantando voz y barbilla, que él era "comandante supremo de las Fuerzas Armadas, aparte de presidente de México". Los rangos eran correctos, las respuestas intrascendentes.
Dalila Escobar de Proceso asiste a las mañaneras desde marzo de 2019. El 22 de julio de 2025 le dieron la palabra que utilizó para mencionar los informes militares sobre las relaciones del crimen organizado con el ahora incómodo secretario de seguridad tabasqueño, nombrado por Adán Augusto López. La presidenta bateó la inquietud a otra parte del presídium "¿Quieres, Omar; contestar, o el general?"
El general Ricardo Trevilla quiso y respondió que "seguramente usted se refiere al tema de Guacamayas". Le aclaró que "no es información oficial", sino materia prima "bruta" puesta "a disposición de las fiscalías". Dalila Escobar repreguntó "¿habían informado al entonces Presidente [López Obrador]?". El militar trastabilló y aventó la pelota a la cancha más reseca de la 4T: En la Fiscalía General de la República le darán todo el "detalle". La reportera reviró con otra banderilla: "¿Y por qué no vino el fiscal?"
En ese momento intervino la presidenta, quien dio una versión convencional sobre los hechos sin explicar la ausencia de Alejandro Gertz Manero, cuya presencia había sido anunciada. Pese a ello, fue significativo que, por primera vez, un secretario de la Defensa reconociera que a la Sedena le hackearon millones de documentos, sin validar su veracidad o su utilidad jurídica. También lo fue el hecho de que la presidenta resbalara la pregunta hacia el verde olivo. Es sano que el sector oficial más empoderado por la 4T informe sobre lo que hace o deja de hacer. Si todos rendimos cuentas, ¿por qué ellos no?
Viene al caso una anécdota personal. Durante una de las campañas mediáticas en mi contra llevé el tema a una sesión de psicoanálisis. El doctor José Luis Salinas Fernández me escuchó pacientemente para luego darme una lección de vida: "Nadie te pidió ponerte el traje de luces. Debiste haber pensado que el torero entra al ruedo a recibir aplausos, abucheos y cornadas. Asúmelo". O sea, aguántate y/o responde.
Pues eso. Si los militares salieron de sus cuarteles para administrar empresas tienen que informar en mayor detalle sobre los Guacamaya Leaks, Mexicana de Aviación o los 866 folios solicitados por las familias de los 43. Subrayo la manera responsable con la que periodistas y académicos han utilizado esos acervos para documentar temas relevantes sin revelar datos personales o poner en riesgo la seguridad nacional.
Las mañaneras seguirán siendo punto de encuentro para que desde la diversidad se discutan las políticas públicas con la cúpula gobernante. Contienen más nutrientes que los debates del Congreso de la Unión. No es lo ideal, pero es lo que hay.
@sergioaguayo
Colaboró Elena Simón Hernández