Hoy, la secretaria del medio ambiente, Alicia Bárcena, cumplirá dos meses de haber prometido que visitaría a los pobladores de la Bahía de Ohuira, en Ahome, Sinaloa, para escuchar de viva voz el tenaz y muy fundamentado rechazo a la instalación de una planta productora de amoniaco en esa zona que debería merecer la máxima protección ecológica del gobierno federal (la meta de producción de la empresa, de capital extranjero y apoyada con entusiasmo por gobernantes de Morena y políticos cercanos a ella: dos mil toneladas diarias de tal sustancia, tóxica y peligrosa).
La secretaria Bárcena hizo el compromiso de reunirse en particular con las cuatro comunidades que rodean la Bahía de Ohuira y serán directamente afectadas por la operación de la planta de amoniaco. Sus palabras se produjeron durante una entrevista realizada en una oficina de la Semarnat el pasado viernes 30 de mayo y publicada el lunes dos de junio (ya al final, fuera de micrófono, Bárcena comentó que su visita se realizaría a más tardar a fines de junio).
La entrevista se realizó luego que este tecleador hubiera presentado en la Mañanera del 16 de mayo de este año dos casos que tuvieron distinto trato: el de Corcovada, en San Luis Potosí, donde hubo plausible rapidez y contundencia del aparato federal para frenar un negocio tóxico relacionado con Ricardo Salinas Pliego; y el de la Bahía de Ohuira, donde las empresas contaminantes (pues ya no es solamente la productora de amoniaco sino varias más) han seguido como si nada su proceso de construcción e instalación (https://goo.su/ezotx8F).
La postura declarativa de la secretaria del medio ambiente pareció notablemente alentadora para las comunidades de la Bahía de Ohuira: "a mí me interesa en particular proteger las zonas de humedales"; "para nosotros las comunidades son una prioridad, definitivamente"; la presidenta Sheinbaum me indicó que ante cualquier violación ambiental, "actuemos", "clausuramos o sancionamos" (entrevista con Bárcena: https://goo.su/HRPQoI).
Pero en los hechos se ha remachado la continuidad del contaminante proceso. En la entrevista citada se le mencionó a Bárcena que el gobierno federal, marcadamente la marcelista secretaría de Economía, ya estaba anunciando como una realidad la instalación de poderosas empresas extranjeras.
Inclusive, cuatro días antes de las declaraciones de Bárcena, el gobierno de Sinaloa había publicado en su página oficial lo instaurado por el gobierno claudista en cuanto a polos de desarrollo: "Entre los proyectos más destacados que ya están en marcha (en Topolobampo) se encuentran la planta de metanol verde de Pacífico Mexinol, que será la más grande del mundo; la planta de amoniaco de GPO; la planta de hidrógeno verde de DH2 Energy impulsada con energía solar; la terminal de gas natural licuado de Sempra Energy; el proyecto minero de cobre de Oroco Resource Corp", y otros rubros, con una inversión de trece mil millones de dólares (https://goo.su/K28b4R8).
Ya antes hubo incumplimientos significativos: la entonces secretaria del medio ambiente, María Luisa Albores González, prometió tres veces, en diferentes fechas y de viva voz en programa periodístico, ir a reunirse con los opositores. Nunca lo hizo.
A su vez, el entonces secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, aseguró al gobernador tradicional, Felipe Montaño, que, para "agendar una cita" le llamaría el lunes siguiente al viernes 20 de enero de 2023 en que este quiso exponerle el problema, en una gira del tabasqueño por Sinaloa. Semanas después, ante la insistencia, alguien de Gobernación respondió a Montaño que "no había lugar en la agenda" (https://goo.su/zI8uhU).
Desde luego, la secretaria Bárcena podrá programar y cumplir la visita hasta ahora relegada, aunque todo apunta a hechos consumados: la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente ya validó lo esencial, la Presidencia de la República publicita las inversiones e incluso ya hay pleito entre políticos a beneficiarse con el negocio. ¡Hasta mañana!