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La vida “fit” como símbolo de estatus

Tener buenos hábitos de alimentación y ejercicio se ha vuelto tendencia en redes sociales; sin embargo, el enfoque de esta moda muchas veces no está en la salud, sino en el lujo o en la perpetuación de discursos meritocráticos.

Foto: Freepik

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KATHERINE BRICEÑO

El término “fitness” proviene de la lengua inglesa y, aunque no hay una traducción literal, se refiere a un estilo de vida sano que incluye alimentación balanceada y actividad física. 

Las décadas de los sesenta, setenta y ochenta marcaron un punto importante en la historia del fitness, pues los ejercicios aeróbicos y el trote lento se popularizaron luego de que la ciencia descubriera que eran benéficos para el cuerpo humano. A partir de estas investigaciones surgieron revistas especializadas, conferencias, programas, etcétera, para promover una buena condición física entre quienes estuvieran interesados en mantener o mejorar su salud.

LA ERA DIGITAL 

Con la era digital, se volvió más sencillo acceder a la información necesaria para tener una vida “fit”. Ya no hay que trasladarse hasta un gimnasio para ejercitarse; ahora existen cientos de prácticas que pueden realizarse desde casa. De ahí que la popularidad de los entrenadores deportivos haya incrementado, pues actualmente ni siquiera se requiere el contacto presencial para ofrecer a los clientes una rutina de actividad física y/o alimentación, ya que las asesorías pueden llevarse a cabo en línea. Por eso no es de sorprenderse que cada vez existan más profesionales del coaching deportivo que brindan sus servicios a través de redes sociales. Cuando consiguen un gran número de seguidores, se les llama influencers fitness. Ellos son responsables, en gran medida, de que hoy en día el público se interese más por llevar una vida sana, sin importar edad o sexo. 

Patry Jordán, creadora de contenido digital originaria de España, es una de las influencers más populares dentro de este mundo: tiene un canal en YouTube llamado Gymvirtual, el cual cuenta con más de 13 millones de seguidores. Su contenido consiste principalmente en rutinas de ejercicios caracterizadas por su simplicidad, ya que no requieren herramientas especializadas ni un lugar exacto para realizarlas. A pesar de que el canal surgió en 2010, se volvió aún más popular durante la pandemia de covid-19, cuando los gimnasios cerraron sus puertas. 

Como Patry existen miles de ejemplos más, sin embargo, vale la pena destacar que, a diferencia de ella, numerosos influencers fitness no son profesionales del deporte, por lo que hay que revisar las certificaciones de cualquier entrenador en línea. 

EL MERCADO "FIT

Pero tener hábitos saludables no es suficiente en una época en que se busca fervientemente el estatus social. Actualmente la vida fitness parece ser un negocio donde a los consumidores se les ofrecen un sinfín de opciones para diferenciarse del “montón”. 

Actualmente existe todo un mercado de productos para acelerar y aumentar los resultados de hacer ejercicio. Foto: Freepik
Actualmente existe todo un mercado de productos para acelerar y aumentar los resultados de hacer ejercicio. Foto: Freepik

Las imágenes de cuerpos tonificados (pero retocadas digitalmente) y la promesa de resultados inmediatos propician que muchas personas se animen a utilizar productos que aceleran su camino a verse “fit”. Incluso si sustancias como las pastillas para adelgazar o los esteroides han probado ser riesgosos para la salud, se siguen consumiendo porque el objetivo de quienes las usan es encajar en ciertos estereotipos, dejando los hábitos sanos en segundo plano. 

Por otra parte, algunos deportes se han convertido directamente en sinónimo de estatus, tales como el pádel o el golf, pues los espacios donde se practican se han configurado de tal forma que sólo personas con un poder adquisitivo alto pueden acceder a ellos. Lo mismo pasa con los gimnasios, clubes o academias exclusivas que cobran una membresía costosa para permitir el uso de sus instalaciones. 

Otro claro ejemplo de que este es un mercado en expansión son los gadgets, como los relojes inteligentes. Al parecer ya no basta con salir a correr, sino que hay que tener dispositivos como estos, que monitorean la cantidad de pasos, el ritmo cardíaco y hasta la respiración durante cada entrenamiento. Si bien es una herramienta que ayuda a tener información útil, no es un aparato necesario o que marque una gran diferencia al ejercitarse, al menos no en la mayoría de los casos. 

Respecto a la ropa deportiva, grandes marcas como Puma o Adidas venden artículos hechos especialmente para hacer actividad física, sin embargo, sus altos costos los convierten más bien en productos que dan estatus a quienes los poseen. 

REDES SOCIALES 

Otra situación en el estilo de vida es aquella en que “si no lo publicas, no cuenta”, lo que hace referencia a la necesidad de mucha gente “fit” de publicar en sus redes sociales evidencias de sus prácticas y resultados. Los entrenamientos pasan de ser una actividad personal a un espectáculo que debe ser documentado y expuesto. 

Los retos deportivos en redes sociales cada vez son más exigentes. Se basan en fotos de cuerpos perfectos y quienes los intentan pueden llegar a sentir frustración al no lograr los mismos resultados. Esto ocurre especialmente si se desconocen todos los aspectos del proceso. Regularmente no se trata sólo de realizar los ejercicios que los influencers muestran en sus videos; también hay que cuidar la dieta, el descanso y hasta la salud mental, cuestiones que para muchas personas son prácticamente imposibles debido a las exigencias de la vida diaria. Pero esos hábitos extra y los privilegios que se requieren para mantenerlos no suelen mostrarse en pantalla. 

Ashton Hall asegura lavar su rostro todos los días con una marca de agua mineral de lujo. Foto: Instagram
Ashton Hall asegura lavar su rostro todos los días con una marca de agua mineral de lujo. Foto: Instagram

Cabe recalcar que el hecho de que buscar un estilo de vida saludable sea tendencia no es el problema. Al contrario, resulta beneficioso que cada vez sea más gente la que se interese en ello; el problema radica en que se ha convertido en un show donde influencers y marcas aprovechan para promocionar sus vidas y productos como si todos pudieran seguir el mismo ritmo. 

Algunos creadores de contenido publican sus logros como excusa para exhibir cierta superioridad, una que se sostiene en el hecho de que tienen la constancia y disciplina que la mayoría no tiene por “flojera”. Entre ellos, una buena parte llega al punto de lo absurdo. Es el caso de Ashton Hall. 

En uno de sus videos más populares, despierta a las 03:52 horas para luego hacer lagartijas en su balcón a las 04:04. A las 05:49 pone su rostro en remojo en agua mineral con hielos y, después, exactamente a las 07:36, va a su alberca para nadar un rato. Sus actividades matutinas finalizan con una junta de trabajo a las 09:15, acompañada de un desayuno sano que le sirve una mujer fuera de cuadro (sólo se ven sus manos). 

Ashton se convirtió en el foco de los memes luego de subir ese video, pues la rutina parece completamente descabellada para una persona promedio con un trabajo y responsabilidades comunes. Tal vez no habría ningún problema en que compartiera su estilo de vida, de no ser porque se trata de un exjugador de futbol americano, ahora entrenador deportivo en línea y emprendedor, que promueve la idea de que basta un cambio de mentalidad no sólo para ponerse en forma, sino para desplazarse hacia arriba en la escalera social. 

Esto lo hizo ganarse las burlas de quienes saben que ese tipo de transformaciones en la vida depende de otros factores que van mucho más allá de levantarse temprano y hacer ejercicio por la mañana. Aun así, el influencer continúa sacando provecho del aspiracionismo tan presente en nuestros días, que hace que tanta gente imite lo mejor que puede a aquellos que admira por su riqueza, popularidad, belleza y otras cuestiones que no tienen que ver con la calidad humana de las personas o sus aportaciones a la sociedad. 

Cuando se trata del fitness, es preciso diferenciar entre el contenido digital y lo real; saber que no se trata de demostrar al mundo que se tiene un cuerpo y una vida perfectos, sino de buscar la salud consultando a especialistas certificados.

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