Los Ángeles es una ciudad que nació del despojo. Por lo mismo, no extrañan los ciclos de esa historia que sube y baja. En ocasiones, la historia regresa con furia. En estos días, las protestas suman cuatro jornadas en la megalópolis angelina, sin embargo, el malestar viene de más atrás. Racismo, vejaciones, discriminación, despojo, desplazamiento. Las tribus originarias fueron las primeras víctimas de la civilización. Después fueron los colonos mexicanos, que remontan su origen a los tiempos del virreinato y la Nuevas España. En 1846 Estados Unidos invadió México con la finalidad de acrecentar su territorio. La guerra de intervención terminó en 1848 con el despojo de la mitad del territorio nacional. En dicho año, a los mexicanos angelinos los cruzó violentamente la frontera. La enorme ciudad concentra la mayor población de mexicanos fuera de México. De la misma manera, tiene una raíz marcadamente latinoamericana. Pero el malestar viene de lejos y sólo faltó quien prendiera un fósforo. El caldo de cultivo ahí está y no sabemos hasta dónde pueda llegar. En 1991, un taxista de nombre Rodney King desató una persecución policiaca. Cuando al fin lo detienen, los policías le propinan una paliza entre insultos y burlas. Un vecino graba la paliza y la envía a la televisión. Los policías fueron llevados a la Corte, y como suele suceder en esos casos, la justicia respaldó la impunidad del abuso policial. El día del fallo, 29 de abril de 1992, estallaron los disturbios generalizados en la ciudad. Cinco días de violencia demostraron el tamaño del malestar social. Más de 50 muertos, mil edificios incendiados…
¿Estamos ante una nueva insurrección? ¿Qué tanto durará? No lo sabemos, pero el presidente Donald Trump echó gasolina al fuego al mandar a 2 mil elementos de la Guardia Nacional. Es irónico cómo en las democracias liberales, se presume el derecho de protesta, para luego sofocarlas violentamente.
El ambiente reúne las condiciones para un frente mayor, no sólo en Los Ángeles, sino en las principales ciudades con una importante población latina. En ese sentido, el Gobierno Federal no sólo van contra los migrantes ilegales o indocumentados, sino que golpean lo que representan. Una raíz legítima que ya es estadounidense por derecho o nacimiento. Hablamos de abuelos, padres e hijos. En pocas palabras, el agravio es a las generaciones que también han contribuido al desarrollo de los Estados Unidos. "Fuck ICE", se lee en graffitis y pancartas.
Educado y astuto, el canciller alemán Friedrich Merz, llevó un regalo simbólico a Trump. Se reunieron en el famoso despacho Oval, donde antes el presidente estadounidense humilló a otros mandatarios. En esta ocasión, Merz entregó una copia del certificado de nacimiento de su abuelo Frederick Trump, quien después migró a los Estados Unidos.
El canciller expresó que "Estados Unidos y Alemania comparten el mismo ADN. Somos socios, amigos y, literalmente, familia. Muchos ciudadanos estadounidenses tienen antepasados ??alemanes". Acaso, ¿no es así con México y los mexicanos? Sin duda, al igual que la historia, la política es selectiva.
Por lo mismo, la presencia de las banderas mexicanas durante las protestas en Los Ángeles, son un poderoso y provocador mensaje. Trascendió la imagen y también el video de individuos ondeando la bandera de México. Lo mismo un motociclista girando alrededor de un automóvil en llamas. La escena parece sacada de alguna película de La Purga, pero en la ciudad del cine, la realidad los supera con creces. Recién salieron de la tragedia de los incendios forestales y ahora están un tremendo incendio social. No me ayudes compadre, dice el gobernador de California, Gavin Newsom.
En medio de la represión contra los enfurecidos manifestantes, con facilidad se olvida que Henry David Thoreau es el estadounidense que llamó a la desobediencia civil.
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