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La polaridad política

ULRICH RICHTER

Los extremos opuestos representados en opiniones y posturas políticas acaparan los comentarios, y por supuesto llegan a las redes sociales donde algunos consideran que quienes han coincidido, hoy pueden estar ubicados en otro extremo. Al mismo tiempo, la ejecución de los planes de gobierno en el mundo se está polarizando, por lo que debemos de evaluar el balance que esto deja.

Esta fragmentación ideológica no es privativa de nuestro país, pues tiene expresiones propias en la agenda política mundial.

Dicha polarización sin duda tiene su lado positivo si promueve diálogo y tolerancia, y genera un movimiento tal que enriquezca el debate político. Al contrario, si la práctica permanece únicamente en el espectro negativo, sería constante la oleada de ataques y de confrontaciones que anularían la construcción de una sociedad más participativa e inclusiva, quedándose en un estado que no ayuda a la atención de los problemas prioritarios, y aunado a ello, genera tensión y conflicto social.

En España, la izquierda y la derecha están enfrentadas, siendo los ataques políticos el arma frente al virus de la corrupción que tiene al presidente Pedro Sánchez defendiéndose un día y otro también. En tanto, el Tribunal Supremo confirmó recientemente el procesamiento del Fiscal General del Estado por un delito de revelación de secretos vinculados al empresario Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid y perteneciente al espectro de la derecha política.

Justo con esa gobernante se reunió hace unas semanas en Madrid la aguerrida Alessandra Rojo de la Vega, alcaldesa de Cuauhtémoc, quien se encuentra confrontada con el gobierno de la Ciudad de México por la remoción de las estatuas de Ernesto "Che" Guevara y de Fidel Castro, en un asunto que arrastra todo el simbolismo de esos personajes, más allá de nuestras fronteras.

En Brasil, la izquierda de Lula da Silva ha logrado que la justicia atienda razones de la ley con miras a castigar al exmandatario Jair Bolsonaro, un tema que incluso genera reacciones en EU. Mientras en Colombia, la condena por fraude y soborno al expresidente Álvaro Uribe, sacude a la derecha política, de la que ese político ha formado parte.

En el ámbito del análisis y de las interpretaciones algunos podrán pensar que dichos acontecimientos no son polarización, sino la aplicación simple y llana de la ley, y ante ello nuestro deber es pedir que se aplique la norma a todos por igual, sean o no del mismo partido o afinidad ideológica. El efecto que muchos buscan también es que se aplique la ley para aniquilar al enemigo político.

¿A dónde quiero llegar? Al caso Tabasco, donde el gobernador Javier May Rodríguez y el Fiscal General del Estado, Óscar Tonatiuh Vázquez Landeros, sin ninguna distinción han iniciado procesos penales contra exservidores públicos sin frenarse por la filiación política o cualquier otro motivo; es decir, a los señalados ningún salvoconducto les sirvió de fuero, situación que debe observarse de manera puntual.

Dentro de todo este escenario, los ciudadanos ganaremos cuando la aplicación de la ley sea igual para todos, sean del partido que sean e independientemente de la ideología con la que se identifiquen, ya que el virus de la corrupción e impunidad se pasea por esta vara que tiene dos extremos. Reitero: que la ley se aplique sin diferencias, para blindarse contra el virus que penetra en ambos lados.

*Abogado y activista, maestro en Ciencias Penales. Autor del libro "El ciudadano republicano y la cuarta transformación"

@UlrichRichterM

ULRICH RICHTER

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