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¿SIEMPRE SON LOS MÁNAGERS CULPABLES DE LAS MALAS RACHAS?

JUAN ANTONIO GARCÍA VILLA

Cuando las cosas se le complican a un equipo de beisbol, como infortunadamente ha ocurrido al Unión Laguna en las últimas cuatro series, tanto en casa como en gira, de inmediato y casi de manera automática las miradas se dirigen al mánager para señalarlo como el responsable, casi único, de la debacle. Y se exige que ruede su cabeza.

¿Es esto correcto y justo en todos los casos? De entrada, debe decirse que se trata de una reacción más visceral que racional de muchos aficionados. Pero no sólo de éstos, sino aún de los propios directivos de los clubes, quienes rápidamente pierden la paciencia y con frecuencia sin un análisis frío y objetivo de la situación, consideran que la solución se encuentra en despedir al piloto.

Para no ir más lejos, en la actual temporada de la Liga Mexicana de Beisbol apenas había transcurrido escasamente la décima parte de la campaña y las directivas de los Bravos de León ya habían cesado a su mánager Matías Carrillo y los Rojos del Águila de Veracruz al suyo, Néstor Rojas. Así, por lo tempranero de la decisión, ¿tiene esto algún sentido? Es probable que sí, pero nunca queda claro que haya sido necesariamente la solución correcta.

Ser timonel de un equipo de beisbol es quizá el oficio deportivo más complicado imaginable.

Empezando por lo injusto que es que cuando el equipo va viento en popa (casi) nadie reconoce que es gracias a su manejador.

Ah, pero cuando las cosas no se dan y el equipo marcha mal, el único responsable es aquél. Y es probable que lo sea, pero hay que encontrar las causas, que pueden ser desde lesiones en jugadores clave del equipo hasta un ambiente enrarecido en el club house.

Ser mánager de un equipo de beisbol demanda el cumplimiento de una serie de requisitos nada fáciles de reunir. Desde luego y en primerísimo lugar conocer bien este deporte y sus secretos. Pero además, tener liderazgo, carácter, capacidad para mandar y ser obedecido, disciplinado para exigir disciplina, severo pero no injusto, corregir con cierta firmeza pero a la vez ser comprensivo y tolerante.

Y como suma de todo lo anterior: mantener la armonía en el grupo, que a veces resulta muy complicado porque lo mismo lo integran novatos que jugadores estelares, personas sensatas unos y de carácter complicado otros.

Para saber en qué medida el mánager es el mayor o si se quiere único responsable de la caída en un bache que sufra el equipo, por fortuna el beisbol ofrece abundantísima información que nos permite saberlo.

Pongamos un ejemplo sencillo y de fácil comprensión: Supongamos que varios juegos se han perdido en cadena por un número de carreras inferior al número de corredores dejados en base en posición de anotar (conocido como RISP) y que el promedio de bateo del equipo se mantiene en su cifra normal. En este caso, muy simplificado, es cierto, resulta claro que el mánager no está conformado un adecuado orden al bate. Lo mismo si los toleteros de poder están bateando bien pero sin producir carreras. En fin, ejercicios similares se pueden intentar varios.

Pero cuando el bateo general del equipo está notoriamente a la baja, y por ende no se quedan corredores en las bases, los errores a la defensiva se multiplican (los que van al score y los llamados “errores de cabeza”) y el pitcheo por lesiones o por lo que sea es un desastre, el origen principal de la mala racha no está precisamente en el mánager, o al menos no por sus decisiones en la dirección deportiva del equipo, pudiera ser, entre otras causas, por el mal ambiente en el “club house”, de lo que desconocemos en qué medida es atribuible a él.

Ya escritas las líneas anteriores, se conoció que el mánager del equipo “Caliente”, de Durango, Ronnie Paulino, también fue despedido.

EL EQUIPO DEL PAPA

En cuanto el cardenal Robert Francis Prevost Martínez, nacido en Chicago, fue electo papa y adoptó el nombre de León XIV, de inmediato los equipos de Grandes Ligas de dicha ciudad, los Medias Blancas de la Liga Americana y los Cachorros de la Liga Nacional, se apresuraron a declarar que lo tienen como fan.

Circuló profusamente un pequeño fragmento de un video en el que se observa al padre Bob, hoy León XIV, como espectador en uno de los juegos de la Serie Mundial de 2005, entre Astros de Houston y Medias Blancas, serie ganada en cuatro juegos por el equipo de Chicago, dirigido por el venezolano Ozzie Guillén.

Su hermano John, declaró que el ahora Papa siempre ha sido seguidor de los Cachorros. Qué bien.

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