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El reporte de Oppenheimer

La ofensiva de Trump contra los científicos

ANDRÉS OPPENHEIMER

De todas las cosas cuestionables que ha hecho el presidente Donald Trump recientemente -como iniciar guerras comerciales con aliados de Estados Unidos, amenazar con invadir países amigos e impulsar leyes que aumentarán el déficit estadounidense-, una de las más importantes y menos conocidas es su ofensiva contra la investigación científica.

Trump está llevando a cabo los recortes más drásticos a la investigación científica en la historia moderna de Estados Unidos, incluyendo el cierre de muchos programas que buscan curas para el Alzheimer, el cáncer y otras enfermedades. Los recortes ya han provocado despidos masivos en algunas de las instituciones científicas más importantes del país.

Muchos científicos estadounidenses se están yendo a Canadá y Europa, donde los jefes de Estado de Francia y otros países han abierto sus puertas -y sus presupuestos- a los refugiados científicos estadounidenses.

El plan presupuestario de Trump para 2026 contempla una reducción del 57 % para la Fundación Nacional de Ciencias de EUA (NSF), que apoya la investigación básica en ciencia e ingeniería, de 9,000 millones de dólares a 3,900 millones. También exige un recorte del 40 % en la financiación de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), de 47,000 millones de dólares a 27,000 millones.

Comparativamente, el "gran y hermoso proyecto de ley" de Trump, aprobado el 3 de julio por el Congreso, incluye 45,000 millones de dólares en nuevos fondos para construir centros de detención -o "campos de concentración", como los llaman sus críticos - para inmigrantes indocumentados.

El gobierno de Trump afirma que había mucho despilfarro en el NIH, la NSF, la NASA y otras instituciones científicas que reciben fondos estatales, y que era necesario hacerlas más eficientes. Muchos fondos públicos, señalan funcionarios, se habían asignado con criterios no científicos de diversidad, equidad e inclusión, que Trump ha cancelado ahora.

Pero la mayoría de los científicos afirman que, aunque es probable que haya habido ejemplos aislados de despilfarro, los recortes de Trump son una reacción exagerada y catastrófica. Trump está eliminando programas de investigación que podrían salvar millones de vidas y que además impulsan la innovación en industrias de vanguardia.

Según me dijo el congresista demócrata Bill Foster, el único miembro de la Cámara de Representantes con un doctorado en física: "Trump está destruyendo la ciencia estadounidense". Añadió: "Yo entiendo que a veces hay que hacer recortes, incluso en las ciencias. Pero esto se está haciendo de una forma muy torpe y, francamente, estúpida".

Los funcionarios encargados de los recortes, según los críticos, simplemente buscaron programas de investigación científica que incluyeran las palabras "diversidad" o "inclusión" en sus documentos, independientemente de sus méritos. En muchos casos, tales palabras estaban presentes solo como declaración de intenciones en programas de investigación de alta calidad.

Foster comentó que ya conoce casos de profesores que trabajaban en programas de investigación de cinco años y acaban de enterarse de que el gobierno les cortó los fondos para el último año. Han tenido que despedir a sus equipos de investigación, lo que ha llevado a muchos científicos a buscar trabajo en el extranjero.

"En este momento, hay una fuga de cerebros desde Estados Unidos", me dijo Foster. Mientras que el liderazgo científico estadounidense se forjó gracias a científicos europeos que se mudaron a EUA durante la Segunda Guerra Mundial -como el premio Nobel Albert Einstein-, ahora se está produciendo el fenómeno inverso.

De hecho, el presidente francés, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunciaron recientemente un plan de 566 millones de dólares en la Universidad de la Sorbona para atraer a los nuevos refugiados científicos estadounidenses. El programa se llama oficialmente "Elige Europa para la Ciencia".

¿Tiene sentido cortar programas científicos, y al mismo tiempo destinar decenas de miles de millones de dólares en nuevos fondos para construir centros de detención de indocumentados, que en la mayoría de los casos son personas trabajadoras que no han cometido crímenes violentos?

Yo creo que es un disparate. Cualquiera sea la razón, aniquilar programas científicos tendrá consecuencias nefastas. Estados Unidos pagará no solo con menos descubrimientos, sino también con pérdidas de vidas y una caída de su liderazgo mundial en innovación y tecnología.

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