Solos se despedazan. El golpeteo está a tope. Importantes figuras bajo fuertes señalamientos de vínculos con el crimen organizado ponen en el ojo del huracán a operadores elementales para la ejecutiva; otros muestran insensibilidad frente a las críticas con reacciones que distorsionan las reglas del juego democrático, lo nunca antes visto, obligan a sus detractores a ofrecer disculpas y repudian a la auténtica opinión pública que jamás ha estado en voz de 'Lord Molécula', sino la que lanza reproches por las incongruencias de un régimen que a zancadas se aparta de las premisas de su líder.
Fotografías filtradas en redes sociales, presumen actos de opulencia exponiendo que la máxima 'primero los pobres' se fue hasta la hacienda del tabasqueño, empolvada en el rincón del desprecio; lo de ahora es el lujo, la ostentación y la indiferencia, desnudando la soberbia y desencanto con las causas que nos vendieron para arribar al poder. La austeridad republicana fue un engaño que sirvió para descuartizar la estructura a la que le temieron porque funcionaba y les imponía límites.
Luego surgen las banales excusas que francamente son un insulto a la inteligencia, intentan justificarse, sin percatarse de que caen en la telaraña de sus embustes, piensan que están ante pubertos a los que pueden sorprender con absurdos trucos salidos de su triste chistera y al hacerlo provocan el hartazgo, que cada día se suma al cuestionamiento de sus modos. Lo peor es la carta de Andy, evidentemente lo suyo no es la política. En su profundo texto da cuenta de su 'agotada vida' debido a sus 'largas jornadas de trabajo', por eso sus 'merecidas' vacaciones, no a Acapulco, Guayabitos, o Cuernavaca, mejor a Japón, quizá, para olvidar las penurias de los marginados. Es el colmo, 'El Cachorro' sin brújula, totalmente extraviado, incluso, sus aliados coinciden en el desatino de su conducta.
Se fue Andrés Manuel y con él la mano que castigaba el despilfarro, basta recordar la famosa 'boda maldita' y los efectos que produjo. Es verdad, si bien era blanco permanente de tacha, en absoluto se le vio en la lujuria del derroche, discorde a lo que actualmente acontece con conductas que, indiscutiblemente en el pasado, acarrearían la excomunión morenista.
Pareciere que la hecatombe es generada por el propio grupo gobernante en el que pocos pintan su raya, tal vez, motivados por sus pretensiones, no por convicción, saben que en este nuevo 'orden' la desfachatez no cobra cuota.
Es la 4T degradada, camino al obscurantismo, fruto del abuso y los atropellos, aderezado con el ejercicio desmedido del control institucional, sentirse intocables, sin que nadie les impida sus caprichos. Pelearon décadas y por fin llegaron, pero seis años fueron suficientes para borrar de la memoria el origen de su discurso, sí solo eso, palabras que se llevó el viento.
Somos testigos de la autodestrucción de la línea dura del movimiento y el probable surgimiento de una forma en la que la apuesta sea centrada a la sensatez que da la prudencia, protagonizada por personajes que buscan la conservación de ciertos postulados con el propósito de evitar la abrupta caída del sistema, pero poniendo tierra de por medio con las extravagancias de sus privilegiados.
Lo que la desdibujada oposición no pudo lo está logrando rápidamente el obradorismo, su autoaniquilación.