“No digas: ‘¿He encontrado la verdad’, sino más bien: ‘He encontrado una verdad’”. Kahlil Gibrán
or qué una mujer, Isabel Miranda de Wallace, que hizo un gran esfuerzo para encontrar a los asesinos de su hijo y fundó la organización Alto al Secuestro, que a tantos ayudó, ha sido convertida en un símbolo del mal y la injusticia? ¿Por qué decenas de artículos y algunos libros la presentan como un monstruo? El caso de su hijo Hugo debe ser tratado sin vituperios ni alabanzas.
Para empezar por el principio, no hay duda de que Hugo Alberto Wallace fue secuestrado y asesinado la noche del 11 al 12 de julio de 2005. La misma primera sala de la Suprema Corte, que acaba de liberar a Juana Hilda González Lomelí, presuntamente el gancho para atraparlo, lo ha reconocido.
Sabemos que hubo comunicaciones telefónicas previas entre Hugo y González Lomelí, novia de César Freyre Morales, exagente de la Policía Judicial de Morelos. Varios testigos los vieron en un restaurante y en un cine. Juntos llegaron al apartamento alquilado de la joven. Los vecinos señalaron que escucharon fuertes ruidos esa noche. Todos estos son hechos.
González Lomelí fue detenida casi seis meses después, el 10 de enero de 2006, y su apartamento fue cateado sin que se encontraran indicios del homicidio. En un principio argumentó que no tenía nada que ver en el caso, pero después confesó su participación. Hay una grabación de la confesión, del 8 de febrero de 2006, en la que se muestra tranquila y sin presiones (https://www.youtube.com/watch?v=pPtiuJ2Xfw8). Ella relató que Freyre le pidió ayuda en el secuestro de una persona llamada Hugo, pero que le dijo que "no le iban a hacer nada". Narró cómo lo detuvieron y golpearon en su apartamento. "Yo lo noté como que se convulsionó. y esta Brenda [Quevedo] dijo 'Ya no se mueve. Ya no está ni respirando'".
Sabemos que la camioneta de Hugo estaba en esa calle y que fue arrastrada con una grúa. También hay pruebas de que los presuntos secuestradores compraron una motosierra. Juana Hilda declaró que le tomaron fotos a Hugo ya muerto y que después descuartizaron el cuerpo y colocaron las partes en bolsas negras de plástico. En la computadora de Brenda, en su casa, estaba la foto del cuerpo, que mandaron a la familia Wallace pretendiendo que estaba vivo y pidiendo rescate.
La Corte liberó a González Lomelí porque afirmó que había sido torturada. Sin embargo, dos protocolos de Estambul aplicados por el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México sugieren que no lo fue. Otro, de la CNDH de Rosario Piedra, de 2023, dice que sí.
¿Hay dudas? Sí. Hubo un cateo posterior en el apartamento de Juana Hilda, cuando este ya había sido devuelto a su dueño y alquilado nuevamente, en el que apareció una gota de sangre, que resulto ser del esposo de la señora Miranda, y una credencial de Freyre. Estas "pruebas" parecen haber sido plantadas.
El video muestra a una Juana Hilda que declara sin presión, aunque no podemos descartar presiones psicológicas previas. La segunda sala, sin embargo, no dice que se comprobó la tortura, sino que el ministerio público no demostró que no había torturado a la mujer. Esta, sin embargo, es una vara imposible de salvar. Es difícil, si no imposible, probar que lo inexistente no ocurrió. La aplicación general de este principio llevaría a "la liberación de todos los acusados de desaparición forzada", ha señalado el abogado Samuel González Ruiz.
Yo no tengo la verdad absoluta del caso, pero el cúmulo de pruebas que involucran a Juana Hilda y a los demás acusados es contundente. Aun si la Corte descartó la confesión, debió haber negado el amparo por esta acumulación de indicios de la participación de González Lomelí.
QUEBRADA
Ayer la presidenta Sheinbaum reconoció que "todavía falta una parte" del pago a los proveedores de Pemex, algunos de los cuales llevan un año esperando. Pero ¿por qué no se les paga? Porque la empresa está quebrada.