orena es el "nuevo" PRI? La interrogante es obvia y frecuente. La forma en que Morena ha ido avanzando su proyecto político, ahora en su segundo gobierno, evidencia su objetivo de convertirse en partido hegemónico, como lo fue el PRI en su tiempo. Sin embargo, el contexto importa: el siglo XXI es muy distinto al anterior y los morenistas tienen ambiciones más grandes que la mera hegemonía, pero a la vez guardan una versión caricaturizada del PRI (y del "viejo sistema") en su mira.
El PRI logró tanto el control político como una hegemonía cultural, pero su racionalidad histórica en nada se asemeja al proyecto de Morena. El PRI del siglo XX fue un partido que surgió como mecanismo para la institucionalización del poder luego de la etapa revolucionaria. Su objetivo era específico: construir una plataforma de estabilidad política para hacer posible el desarrollo del país. Desde su creación en 1929, el PRI, en sus tres etapas (PNR, PRM y PRI), funcionaba como el factor de estabilidad que haría posible la circulación de las élites y el control de la violencia. Más que un partido político, el PRI fue un mecanismo de control político que premiaba el comportamiento institucional y actuaba como contrapeso frente a la presidencia, a la vez que operaba como instrumento de ésta misma.
El "matrimonio" PRI-presidencia era en sí mismo un factor de contrapeso y equilibrio que limitaba los excesos presidenciales y hacía posible el avance de la sociedad. Aunque las instituciones de aquella época, comenzando por los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) eran más formales que reales, constituían factores de equilibrio porque la gran característica de aquel régimen era su apego a las reglas formales y su objetivo nunca dejó de ser el desarrollo del país. Las reglas importaban y funcionaban como límites, algo inexistente en la actualidad.
Morena es, en palabras de su fundador, un movimiento, no un partido. Un movimiento que aglutina grupos y personas de una enorme diversidad, propenso a la fragmentación y sin estructuras institucionales como las que fueron la esencia del PRI. Nació como reacción al PRI y al PAN y, aunque agrupa tanto a la izquierda histórica como la izquierda del antiguo PRI, su liderazgo hasta hoy ha tenido objetivos mucho más de control y culto a la personalidad que del desarrollo del país. Como han evidenciado los primeros meses del gobierno actual, en ausencia del fundador la capacidad de control sobre los diversos grupos e intereses que lo integran es sumamente limitada.
Desde luego, nada impide que Morena vaya desarrollando estructuras institucionales que le permitan evolucionar hacia una hegemonía política duradera, pero esa no es su realidad actual, como ilustró su congreso nacional reciente. El partido, o grupos dentro del partido, controlan a los tres poderes públicos, pero no exhibe una capacidad de acción como la que caracterizó al PRI en su era de oro. Además, en franco contraste con el PRI, su naturaleza constituye más un fardo y un obstáculo a la consecución de las iniciativas presidenciales que un medio para avanzarlas. Desde esta perspectiva, lo que asemeja a Morena con el PRI de entonces es el control de los tres poderes públicos, pero no su capacidad de acción.
Como partido dedicado a la promoción del desarrollo, el PRI tenía un amplio margen de tolerancia para disidencia no violenta, reconocía la creciente diversidad del país y se asumía como el representante de todos los mexicanos. El gobierno de la era priista dominaba, pero no pretendía el control total. Morena concibe al mundo como una suma cero, donde es imposible que convivan ideas contrapuestas. La era priista procuraba cooperación, Morena antepone la lucha de clases, así sea de manera implícita. El PRI hizo posible la evolución del país, Morena ha preferido impedirla para evitar perder la lealtad de sus clientelas. La movilidad social de la era del PRI, sobre todo entre la revolución y los sesenta, fue sistemática, mientras que para AMLO ésta es anatema: mejor preservar la pobreza y la dependencia.
¿Podrá Morena posicionarse en la sociedad mexicana del siglo XXI como lo fue el PRI en el XX? El PRI y Morena son animales muy distintos, habitando momentos históricos incomparables. El PRI intentó construir un país en el que cupiera toda la población. Morena pretende recrear un mundo que ya no existe, para lo cual requiere excluir a buena parte de la población. Eso es lo que les lleva a sus acólitos a afirmar que, en el voto por los jueces, el 12% constituye una mayoría contundente frente al 88% al que denomina una minoría fascista. Más al punto, el contexto de hoy en nada se asemeja al del siglo pasado: aquel PRI fue posible en la era en que la información era controlada desde el gobierno; hoy hasta el campesino más pobre tiene un aparato que le permite saber lo que ocurre en el mundo.
AMLO y Morena llegaron al poder porque la población demandaba una nueva forma de gobernar, pero lo que han ido construyendo es una nueva forma de imposición que no tiene por objetivo el desarrollo, sino el control por sí mismo. Mientras esa visión siga prevaleciendo, Morena tendrá sus días contados, pues sin desarrollo, ni el partido ni el país tienen futuro. Eso que la presidenta tiene tan claro (ej. Plan México), no es compartido por Morena hoy.