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Guanajuato votó por la Vida

ENRIQUE SADA SANDOVAL

Una de las controversias en las que nuestro país se ha visto envuelto-por el influjo de gobiernos y empresas extranjeras más que por auténtica convicción-ha sido la enorme campaña en contra del Derecho a la vida y en favor del aborto como negocio.

La retórica prevalente de parte de los gobiernos locales desde que se impuso la autodenominada "Ley Robles" hace más de veinte años en el entonces Gobierno del Distrito Federal, era que la promoción del aborto y la subvención por parte del Estado hacia quien lo solicitara era una política de "planeación familiar" dirigida supuestamente para aliviar a las mujeres de condición económica paupérrima o menos favorecida.

Sin embargo, la realidad resultó en todo lo contrario puesto que las principales solicitantes desde entonces resultaron ser mujeres económicamente autosuficientes y hasta casadas quienes recurrieron a esta medida por irresponsabilidad propia y falta de planeación, mientras aquel sector marginado de las mujeres sobre las cuales esta política eugenésica se había impuesto-bajo el supuesto de que "los pobres no deben reproducirse"-permanecieron ajenas en su mayoría a esta ley y continuaron procreando a sus propios hijos.

Cabe señalar que previo a esta política discriminatoria, impuesta más por ideología que por necesidad, la legislación mexicana ya contemplaba el aborto como medida en dos casos de excepción tales como la violación de la mujer o el hecho de que por cuestiones médicas peligrara la vida de la madre.

Sin embargo, desde entonces hasta nuestros días se ha implementado tanto la moda como el discurso eugenésico (al más puro estilo del nacional-socialismo y el comunismo del siglo pasado) desde el marxismo cultural por parte de los gobiernos en donde se ha hecho del aborto un negocio que retóricamente se ha pretendido vender como si se tratara de un derecho humano bajo el sofisma de que el mismo debe ser "legal, seguro y gratuito"; sin duda un slogan con el que grandes empresas transnacionales y farmacéuticas inescrupulosas como Planned Parenthood y Oxfam han logrado captar un gran mercado no solo en los Estados Unidos y Europa sino también en los países hispanoamericanos, recibiendo enormes subvenciones por parte de los gobiernos al igual que haciendo un enorme despliegue comercial para sostener este negocio innoble a través de campañas pagadas y hasta grupos de choque que se autosustentan falsamente como feministas, llegando hasta el absurdo criminal de querer legalizar el infanticidio hasta los 9 meses de embarazo, tal como lo pretendía imponer Hillary Clinton y el Partido Demócrata durante su fallida campaña presidencial en su momento.

De manera análoga, este absurdo intento implementarse en el Estado de Guanajuato travestido como una política de moda y hasta de falsa piedad en favor de la mujer. Sin embargo, la sociedad civil logró organizarse desde las afueras del Congreso local exigiendo a sus diputados no aprobar esta iniciativa, por lo que con voto histórico y mayoritario por parte de todos los partidos políticos se desechó la misma con 17 votos a favor y 14 en contra.

Nada mejor pudo ejemplificar este triunfo como el discurso de la diputada local Jared González Márquez quien de manera tan ecuánime como serena asentó ante el pleno de sus colegas reunidos a quienes congratuló en los siguientes términos:

"¡Ganó la vida!Y también ganó la mujer. Hoy en el Congreso dijimos fuerte y claro:sí a la vida, sí a proteger a las mujeres. Porque no se trata de imponer, sino de escuchar, acompañar y cuidar. Aquí en Guanajuato, defendemos a ambas: La vida y la dignidad de cada mujer. Lo hicimos con convicción y con el corazón abierto".

En un país como el nuestro donde la cultura de la muerte se ha venido instalando cómodamente desde hace décadas en complicidad con todos los partidos políticos, y en donde el resultado de la adopción de la misma nos ha venido arrojando cientos de miles de muertos más cientos de miles de desaparecidos y contando, el Estado de Guanajuato ha sabido mantenerse fiel a su auténtica representación popular, logrando que desde su Congreso local se haya vuelto a consagrar nada menos que el Derecho a la vida, que es la base sustancial y el principio fundamental de todos los derechos del hombre en general.

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