Expertos advierten: el calor urbano no solo incomoda, también contamina

¿Sabías que el calor que sientes en la ciudad podría estar empeorando la calidad del aire? En una conferencia, el doctor Erik Velasco, investigador en ciencias atmosféricas con más de 20 años de experiencia, abordó el fenómeno de las islas de calor urbanas y su estrecha relación con la salud pública y la contaminación ambiental.

Durante su exposición, explicó que las zonas urbanas retienen más calor que las áreas rurales debido a sus características físicas, generando lo que se conoce como islas de calor. Este fenómeno ha contribuido al incremento de la temperatura promedio en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), que ha subido alrededor de 0.4 grados centígrados por década en las últimas tres décadas. Según el especialista, este aumento está más relacionado con el cambio climático que con la expansión urbana.

Es decir, las islas de calor se generan cuando las zonas urbanas, cubiertas de asfalto y concreto, retienen más calor que las áreas rurales circundantes. Este fenómeno, común en ciudades con climas extremos como Torreón, intensifica las temperaturas nocturnas y altera los patrones atmosféricos, dificultando la dispersión de contaminantes. En la Comarca Lagunera, donde las temperaturas pueden superar los 40 grados centígrados durante varios días consecutivos, este efecto se agrava por la escasez de áreas verdes y la creciente urbanización.

Advirtió que el calentamiento urbano es un problema de salud pública con implicaciones económicas, sociales y meteorológicas, pues favorece la formación de contaminantes como el ozono, un gas nocivo que se produce por reacciones químicas en la atmósfera. Ante ello, recomendó que las políticas ambientales se enfoquen en mitigar los efectos de las islas de calor, especialmente aquellas que se generan cerca de la superficie urbana.

El Coordinador Ejecutivo de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), Dr. Víctor Hugo Páramo Figueroa, destacó la necesidad de fortalecer la investigación científica sobre este fenómeno para entender mejor sus impactos y desarrollar medidas de adaptación eficaces, acordes a las condiciones ambientales y sociales de la región. Señaló también que el cambio climático es un factor clave en la formación de ozono y en la alteración de las condiciones atmosféricas locales.

Velasco detalló que existen distintos tipos de islas de calor -en la capa límite, en el dosel urbano, en la superficie y subterráneas-, y enfatizó que se trata de un fenómeno principalmente nocturno. Afirmó que durante el día, las construcciones ayudan a enfriar el aire, pero por la noche liberan el calor absorbido, provocando inestabilidad atmosférica que afecta la dispersión de contaminantes.

Como parte de sus propuestas, propuso la creación de redes de monitoreo urbano para medir la magnitud de las islas de calor a nivel de superficie, así como incorporar variables como temperatura, humedad y ventilación en el diseño de nuevas construcciones. En el caso de Torreón, donde ya se han identificado zonas con alta vulnerabilidad climática y marginación, estas medidas podrían ser clave para mejorar la resiliencia urbana y reducir los impactos del calor extremo.

Reiteró la importancia de que las ciudades caminen hacia un modelo de desarrollo más limpio, sostenible y resiliente, basado en el conocimiento científico y en la comprensión profunda del entorno urbano.

La conferencia concluyó con un llamado a repensar el desarrollo urbano en las ciudades desde una perspectiva más sustentable, que priorice el confort térmico, la salud pública y la calidad del aire.