Pasando semana santa, es inevitable plantear el tema religioso; sobre todo, cuando en este tiempo se ha convertido en un gran fenómeno mercadotécnico, donde lo último que importa es el sentir religioso y Jesús se ha convertido en el producto a vender; o el predicador suplanta su figura y se hace el ídolo que se admira o se adora.
En lugar de abordar el tema, me propongo lo contrario; expresar las razones por las cuales no debiera hacerlo.
La biblia es un libro que se basa en la fe; según definición, fe es creer en algo sin que haya demostración de por medio. Aquí se acabaría toda discusión posible. Además, la fe es un don; te lo conceden, no lo puedes exigir.
Muchos aspectos de la religión van en contra de la lógica. Otra vez, fin de la discusión: ejemplo, el dios trino.
Para poder analizar el libro seriamente, es necesaria una preparación en aspectos teológicos o científicos. Por ejemplo, conocer algo de hermenéutica, semiótica, lingüística teología y otras materias que nos darían una visión holística, palabra que está de moda en las ciencias actuales. Eso está muy por encima de mis capacidades.
La única forma de acercarme al libro es en su aspecto literario, como lo hago con los otros libros que leo. Respetando la fe de todo mundo, debo alejarme de la afirmación: esto es palabra de Dios, para considerarla en su dimensión humana. Y la afirmación me hace reflexionar: El evangelio que se lee en misa; no es precisamente la palabra de Dios, puesto que ha sido escrita por un evangelista; y además se menciona su autoría. Puede ser la palabra inspirada por Dios. No me voy a meter en el tema; pero si a subrayar los problemas que existen cuando analizas un texto.
La palabra antes de ser escrita, es pensada, en algún idioma oralmente. Lo oral se convierte en escrito. Problema es la correspondencia entre las dos cosas; si lo que quise decir es lo que escribí. En la historia del mundo hay una tradición oral que convive con la escrita; por eso son tan deliciosas las mitologías. La tradición oral permite la ficción. No nos salgamos del tema.
En el caso de la Biblia, del idioma original del que fue escrita se tradujo y varias veces, para llegar al que tú lo estás leyendo. Sobre todo, si se trata de poesía como en el cantar de los cantares, eso supone, muchas broncas en relación con la fidelidad del texto.
Dentro de la traducción puede ser interpretado y eso ya cambia la visión, más si se hace tendenciosamente.
De cualquier forma en que se vea, la Biblia es más problemática que otros libros. Es un libro histórico largo que además ofrece consejos espirituales tanto en prosa como en verso, que te pueden servir como valores para tu vida cotidiana. (Recordando a Kant, de sentir la ley moral dentro de ti) entonces, me sirve para enriquecer ese aspecto de necesidad humana.
Tengo que hacer aclaraciones. Soy católico y no le entro a la mercadotecnia ten brutal y estúpida de los últimos tiempos, sobre todo en las redes sociales. Nada más alejado de lo que debiera ser una religión.
No necesito creer en los milagros. Soy católico porque ahí he encontrado el fundamento de un modelo de vida moral y ético que me convence; para vivirlo aquí y ahora. Si hay otra vida posterior me tiene sin cuidado.
El cielo prometido está a mi alcance. Es la construcción de la felicidad con el otro. (En la Biblia siempre se hace referencia a eso) es el modelo de vida que se me ofrece del buen vivir. El infierno, que también está aquí, es lo contrario, contra el otro. El modelo de vida del mal vivir que el único fin que tiene es destruir al mundo para satisfacer la soberbia de pocos.
En el libro busco el valor humano, como en muchos libros más. Eso me lleva a los talentos, que se hace con ellos. Si tienes las capacidades, desarróllalas de inmediato. El cielo está en ti. Si no lo construyes, nadie lo va a hacer. Que no te estafen. Piensa.