Para entender los cambios que vive el país hay que tener una mirada amplia sobre las piezas del nuevo rompecabezas de la 4T. El cambio de régimen, como acceso al poder, actores, recursos y reglas, se construye todos los días. Ahora estamos en un periodo en donde se juntan dos procesos: un periodo extraordinario para la aprobación de las nuevas reglas del juego que han dejado las reformas constitucionales, y los últimos pasos de una elección absurda y carente de legitimidad para conformar un poder judicial guinda.
En el periodo extraordinario de sesiones del Congreso (23 de junio al 2 de julio) se ha propuesto aprobar 16 leyes, como en barata y por kilo. Las leyes secundarias dejarán en firme todos los detalles del nuevo régimen de la 4T. Hay un conjunto de reglas para la militarización completa de la Guardia Nacional, el sistema nacional de seguridad y el sistema nacional de investigación e inteligencia. Otras leyes ajustarán la desaparición de organismos, como el cierre del Coneval cuyas funciones pasarán al Inegi; la Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión, cuyas funciones cubría el IFT, y ahora serán absorbidas por la poderosa agencia de transformación digital; la ley de competencia económica y antimonopolios, que antes estaban en el área de la extinta Cofece. En este paquete también se aprobarán leyes sobre seguro de desempleo, vida silvestre y ferrocarriles, entre otras. Una legislación especialmente sensible es sobre desaparición forzada, en donde se establecieron diálogos con los colectivos de buscadoras, pero el resultado fue inaceptable para las organizaciones sociales. Se aprobará una versión corregida de la ley de telecomunicaciones, que tuvo avances, pero seguirá con limitaciones por la falta de autonomía constitucional. Así quedarán plasmadas las huellas del nuevo régimen de la 4T.
Después de la polémica elección judicial se asoma la próxima reforma político-electoral. En estos días la presidenta Sheinbaum ha dejado ver -en algunos comentarios- lo que realmente piensa sobre la institución electoral y sobre el comportamiento que deberían observar los integrantes del INE en su Consejo General. Cualquier crítica que se haga a los proyectos y acciones de la 4T será juzgado de forma negativa por la presidenta, un síntoma abiertamente autoritario. Se trata de que cinco consejeros del INE se atrevieron a criticar el elefante en la sala, es decir, los acordeones para inducir el voto guinda, con los cuales se logró que la elección fuera un mero trámite para que Morena y sus aliados controlen el Poder Judicial. Sheinbaum dijo que estos consejeros se "extralimitaron" en sus funciones. Falso, cumplían con sus funciones. Esta declaración no fue un detalle, sino la comprobación de que el morenismo ha generado una nueva hegemonía compacta en el país y cualquier crítica será repudiada y combatida, como sucede ahora con la censura al periodismo independiente.
El poder presidencial se ha concentrado en proporciones enormes bajo el argumento retórico de que se gobierna para y con el pueblo. En realidad lo que ha sucedido es que se ha cerrado el ciclo de la transición y se ha iniciado un nuevo proceso de desdemocratización que se compone de varias piezas: una sobrerrepresentación legislativa manipulada como la llave para el cambio de reglas e instituciones; el dominio sobre los tres poderes de la unión; un sistema de partido hegemónico; un Estado que perdió no solo capacidades, sino que se quedó sin organismos autónomos, cuyas funciones se concentraron en el poder ejecutivo (información, datos personales, competencia económica, telecomunicaciones y radiodifusión, evaluación de políticas públicas); y una seguridad pública militarizada. Un rediseño hiperpresidencialista de las instituciones públicas.
Viene en camino una reforma político-electoral, que será una mezcla de los diferentes planes que hizo el anterior presidente y no pudo realizar. Iremos a un INE que funcionará completamente dentro la lógica gubernamental, ahora lo hace parcialmente porque todavía tiene voces independientes, que muy probablemente desaparecerán el próximo año con el cambio de tres consejeros, según las reglas vigentes. Veremos pronto cómo se amarra esta pieza para controlar los comicios.
Como dijo hace años un presidente de la República, el poder es redondo, y la nueva hegemonía guinda cierra el círculo.