
Ginger Jabbour. EL SIGLO DE TORREÓN / Ramón Sotomayor
Era 2019 cuando, por primera vez, hizo un documental. Estudiaba periodismo. Ginger Jabbour (Beirut, 1997), quien desde pequeña se crio en México, viajó a su ciudad natal para recopilar testimonios y hacer entrevistas.
El mundo y ella entonces desconocían que una nueva pandemia cambiaría para siempre la historia y que una explosión (la más grande no nuclear registrada) arrasaría con gran parte del puerto libanés y con escenarios filmados por la cineasta.
Todo aquello fue un golpe duro, la periodista lo confiesa tras una rueda de prensa ofrecida ayer miércoles en el Museo Regional de La Laguna (MUREL), para presentar la Jornada de Cultura Libanesa en Torreón. No sabía que estaba grabando momentos históricos, lugares que después se transformarían en fantasmas. Reclusa en el confinamiento, comenzó a revisar cada material recolectado y lo convirtió en documental. Un mes después ocurrió la explosión.
“Fue muy fuerte. Me di cuenta que todo lo que había grabado ya no existía. Incluso gente que estaba en el documental también falleció. Y ahí fue donde entendí la relevancia de documentar, del cine, de contar historias. Ese fue mi primer flechazo con el cine”.
Años más tarde, en colaboración con una organización no gubernamental llamada Beirut Film Society, asistió como voluntaria a Cinema for peace, un campamento en las montañas de Líbano. Allí arribaron 30 cineastas de Medio Oriente dispuestos a realizar cine con narrativas de paz.
“Cuando empecé a ver todo lo que estaban haciendo. Y cuando empecé a ver cómo los cineastas jóvenes árabes estaban intentando tener una postura más decolonial y hacer un cine con impacto social. Cuando vi los resultados tan conmovedores, dije que esto había que traerlo a México”.
CINEMA DEL CEDRO
Líbano es un país árabe de Asia Occidental con 5.3 millones de habitantes y una extensión territorial de 10 mil 450 kilómetros cuadrados (quince veces menos que Coahuila). Sus habitantes hablan árabe, francés e inglés. Posee una cultura milenaria. Algunas de sus ciudades (como Tiro y Sidón) son mencionadas en textos antiguos como La Biblia. En los últimos años ha sufrido conflictos armados y sociales como la Guerra Civil Libanesa (1975-1990), la Revolución de Octubre (2019), la pandemia (2020), la explosión del puerto de Beirut (2020), la hiperinflación del 250% (2022) y las tensiones entre Israel y Palestina (2024).
Una nación pequeña con inmenso patrimonio cultural. Ginger Jabbour lo tuvo claro y pensó que las historias retratadas por el cine de su país, fuera de todo estereotipo occidental, deberían proyectarse en México. Entonces fundó el Festival de Cine Libanés (FECIL), cuya primera edición aconteció a finales de agosto de 2024, en el Centro Libanés de la capital mexicana. Para ella, este proyecto es una forma de resistencia cultural.
“En Líbano hay dos cineastas muy importantes, que han marcado mucho el cine de la guerra civil Jocelyn Sabb y Maroun Bagdadi. También tenemos directores un poco más contemporáneos como Ziad Doueiri y Nadine Labaki, son algunos de los cineastas que yo diría, sí o sí tienes que ver”.
La próxima edición del FECIL está programada para realizarse del 26 al 28 de septiembre también en Ciudad de México. Y contará con la participación especial de las artistas libanesas Zeina Maki y Doris Saba. Pero antes de eso, Ginger Jabbour visita la Comarca para anunciar una proyección especial de cine libanés, este jueves 7 de agosto, a partir de las 19:00 horas, en el Museo Regional de La Laguna.
Primero se proyectarán tres cortometrajes: Echoes (2021), de Julien Kobersy; Leila y su cigarrillo (2023), de Leah Manasseh y Room 16 (2021), de Dany K. Sabila. Posteriormente, será turno del largometraje C-Section (2021), de David Oryanb. Temáticas como la historia de Líbano, territorios del país, rasgos familiares, perspectivas sociales, multiculturalidad, desde lo íntimo hasta lo universal, es lo que podrá apreciarse en estos fotogramas.
“Dicen que mientras la gente cuenta la historia de la gente en el poder, el cine cuenta las esferas de la gente. Y me parece que el cine es una ventana muy importante, sobre todo el cine independiente, más que las grandes producciones (y me refiero a Hollywood y ese tipo de cosas). Creo que el cine independiente, y especialmente los cortometrajes, son en la mayoría de los casos una ventana para ver una realidad desde la gente que la vive”.