Analizar lo que sucedió el pasado domingo en la derrota de Santos ante Querétaro es “llover sobre mojado” u “otra vez pan con lo mismo”, pues lo que sucedió en la cancha del Corona ha sido la misma triste historia de la oncena lagunera en casi todos los partidos que ha disputado en el Clausura 2025 de la Liga MX.
Santos acumuló ya doce derrotas en esta desastrosa campaña, hasta el momento la peor de su historia, y todavía restan un par de partidos, en los que, a como están las cosas, parece que difícilmente podrá rescatar algo.
El pasado torneo, el conjunto de la comarca solo hizo diez puntos, con dos victorias, cuatro empates y once descalabros, si Santos pudiera cerrar con un empate y un triunfo, mejoraría por una unidad lo hecho en el pasado certamen, lo que no es ningún consuelo, pero ya de perdida recuperaría algo positivo.
Sin embargo, en estos momentos, nadie apostaría algo por el cuadro santista, que ahora, además de sus carencias de talento y calidad, ya es también presa del desaliento y de la desmotivación, pues en el partido contra Querétaro, varios de sus jugadores mostraban rostros de de resignación y conformismo.
Todo parece indicar que el equipo ya perdió también el espíritu, y en esas condiciones es difícil esperar que puedan conseguir algo en los dos juegos que quedan de torneo.
Tal vez lo más triste del partido del domingo pasado haya sido la pobrísima asistencia, con toda seguridad la más baja en la vida de este estadio Corona, pero no se podría esperar otra cosa, cuando el conjunto guerrero ha perdido tantos partidos en su propia casa, que ya no asusta a nadie.
Es tan dramática la situación que se vive en Santos, que Fernando Ortiz, su técnico, en la rueda de prensa posterior al juego, muy triste, contrariado y decepcionado, no permitió preguntas; y solo se limitó a disculparse con la afición, asumiéndose como el directo responsable de lo sucedido, reiterando que al final del campeonato ya verá que sigue, excusándose también con los periodistas presentes.
Seguramente Ortiz ya tiene una lista de necesidades que le planteará a la directiva, pero no se sabe a ciencia cierta qué respuesta tendrá; y él, como muchos, también conocerá el discurso ya tan repetido de: “nos estamos reinventando... estamos trabajando desde adentro... hay compromiso... aquí hay mucha calidad... etc.”.
A ciencia cierta, solo Aleco Irarragorri, sus más cercanos y su padre, saben que decisiones tomarán, pero todo mundo piensa que el modelo de negocio que hoy siguen, cuando menos en lo deportivo, está rebasado, los resultados hablan por sí mismos, y es momento de replantear el proyecto.
Aleco dice que no se ha dejado invertir, habla de 17 millones de dólares; pero si todo fue para reforzar el plantel, habría que decir que se invirtieron muy mal, porque la calidad de los refuerzos ha dejado mucho que desear.
Hoy Santos necesita que su directiva no solo admita que se ha equivocado, también debe respaldar su discurso con hechos claros y concretos, con acciones que recuperen rápidamente el protagonismo del equipo lagunero en este futbol nuestro de cada día.
