">

EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial Enríquez

columnas

Verdad amarga

El error de Zedillo

ENRIQUE SADA SANDOVAL

Para muchos nos tomó por sorpresa la grata reaparición de Ernesto Zedillo, expresidente de México de 1994 al año 2000, quien durante un foro internacional no pudo menos que lamentar la destrucción de la incipiente democracia mexicana cuya última estocada, después de la cooptación del INE, terminará siendo la sepultura del Poder Judicial como institución autónoma, eficaz y protectora de los derechos de los ciudadanos contra los abusos de las autoridades y el Gobierno en sus tres niveles.

Nacido en el seno de una familia de bajos recursos, Zedillo logró graduarse como economista en el Instituto Politécnico Nacional y doctorarse en la Universidad de Yale, llegando a ocupar las carteras de Secretario de Programación y Presupuesto y de Educación Pública durante el Salinato hasta convertirse en coordinador de la campaña presidencial del Partido Revolucionario Institucional PRI

Recordado más por sus múltiples aciertos que por sus muy contadas faltas, atinadamente analizado al principio de su mandato como un "presidente de línea dura" como escribiera Andrés Oppenheimer en México en la frontera del caos: la crisis de los noventa y el país de la dictadura perfecta, Ernesto Zedillo Ponce de León tuvo que aprender en poco tiempo a hacerse de mando y de voz propia, luego de la tragedia personal y de partido que fuera para él tanto como para su predecesor el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta como candidato del PRI durante la campaña presidencial de 1994.

Como sucesor de un sistema autoritario desde un partido hegemónico tuvo que encarar graves dificultades heredadas como una Crisis económica, consecuencia de haberse adoptado un sistema de libre flotación del Peso Mexicano para poder competir en los mercados internacionales, tras la ratificación y entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que generó fuga masiva de capitales.

Sin embargo, pese a tener que solicitar préstamo al Fondo Monetario Internacional para hacer frente a la inestabilidad del país logró abonar la totalidad del monto para 1997, año en que tuvo que hacer frente a las matanzas de Acteal y Aguas Blancas, por las que exigió renuncia a Emilio Chuayffet como su Secretario de Gobernación en aquel entonces.

Además de haber encarcelado por corrupción y diversos delitos a Ricardo Salinas de Gortari, algo que nunca antes se había visto en la Historia política mexicana-tratándose del hermano de un ex presidente así como de su ex jefe-destacó por su apertura democrática al ratificar la autonomía del Instituto Federal Electoral y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, entregando incluso la jefatura de Gobierno del Distrito Federal a Cuauhtémoc Cárdenas, uno de sus ex contendientes por la presidencia.

Esta convicción de apertura ante un país que exigía un cambio político y el escrutinio de la vida pública en el ámbito nacional e internacional le llevó a firmar el Tratado de Libre Comercio con la Comunidad Europea ante un gran representante como Bruno Delaye, a condición de una cláusula que le exigía elecciones libres y transparentes para México rumbo al año 2000, razón por la que-pese a las palabras de un Manuel Bartlett que exigía dar autogolpe de Estado para no entregar el poder a la oposición-terminó adelantándose a toda amenaza para reconocer públicamente el triunfo del primer Gobierno democrático en la persona de Vicente Fox Quesada.

Desde entonces su postura como autoridad en cuestión democrática le ha valido convertirse en figura pública honorable, con voz y autoridad moral en el extranjero, en los muy diversos foros en los que suele ser invitado.

Sin embargo, el mayor error de Zedillo fue en su momento el mismo que padeció en bloque toda la partidocracia inepta durante el lapso de incipiente Democracia (2000-2018), como lo fue el acobardarse ante un candidato perdedor y quemador de pozos petroleros en Tabasco al otorgarle como premio de consolación la Jefatura del Gobierno del Distrito Federal-cuya residencia mínima de 5 años no acreditaba legalmente-al ex priista Andrés Manuel López, en vez de procesarlo criminalmente "para no hacerlo mártir político"; cantaleta deplorable que desde entonces sacrificaba la justicia en favor de la imagen pública, y cuya fórmula fatídica siguieron repitiendo todos los que le sucedieron en la silla presidencial.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Verdad amarga Columnas editorial Enrique Sada Sandova

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2380782

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx