ué distingue a Donald Trump de Hugo Chávez? El primero intentó un golpe de Estado en el país que supuestamente es (o era) el «campeón de la democracia» para retener el poder. Hordas de fanáticos asaltaron el Capitolio, el 6 de enero de 2021, para impedir la ratificación del triunfo de Joe Biden. Causaron destrozos, interrumpieron la sesión del Colegio Electoral y pusieron en riesgo a los congresistas. En los disturbios murieron cuatro civiles, un policía, y 14 agentes más fueron heridos. Frente a la condena nacional y el desconcierto general, la carrera política del magnate neoyorquino parecía acabada.
Sin embargo, para estupor del mundo, el republicano regresó a la Casa Blanca cinco años más tarde en su peor faceta. Pese al repudio de tirios y troyanos, Trump, de 78 años, amenaza con un tercer mandato, lo cual desafía toda lógica. Pues la Constitución federal más antigua del mundo, en vigor desde 1787, no lo permite. Trump es el primer expresidente declarado culpable de abuso sexual; el crimen ocurrió en 1996 en una tienda de Manhattan. En mayo de 2023, un jurado lo condenó a pagar cinco millones de dólares a la víctima, E. Jean Carroll, a quien también difamó. La periodista denunció la agresión en junio de 2019 en un artículo de la revista New York, cuando Trump ejercía la presidencia.
Hugo Chávez dirigió un golpe de Estado -también fallido-, en febrero de 1992, en una Venezuela incendiada por las medidas económicas impuestas por el presidente Carlos Andrés Pérez en su segundo mandato. El teniente coronel fue encarcelado. El expresidente Rafael Caldera fustigó a Pérez ante el Congreso después del alzamiento. «No es la repetición de los mismos discursos que hace treinta años se pronunciaban cada vez que ocurría algún levantamiento lo que responde a la preocupación popular. […] Es difícil pedirle al pueblo que se inmole por la libertad y por la democracia, cuando piensa que la libertad y la democracia no son capaces de darle de comer y de impedir el alza exorbitante en los costos de la subsistencia. […] El golpe militar es censurable y condenable en toda forma […], pero sería ingenuo pensar que se trata solamente de una aventura de unos cuantos ambiciosos que por su cuenta se lanzaron precipitadamente y sin darse cuenta de aquello en que se estaban metiendo» (con datos de Wikipedia).
Caldera volvió al Palacio de Villaflores en 1994 e indultó a Chávez, quien, a partir de entonces, recorrió el país para explicar su proyecto. Chávez ganó la presidencia en 1998 con el 56% de los votos y sustituyó a Caldera. Lo que no pudo con las armas, lo consiguió con votos. El exmilitar recibió un país endeudado y en ruinas por la corrupción, y lo entregó en peores condiciones. Chávez cambió la Constitución para mantenerse en el poder hasta su muerte, en 2013, a los 58 años, pero heredó el cargo a Nicolás Maduro. El Comandante afrontó múltiples conflictos y un intento de golpe militar en 2002.
El descontento popular contra la clase política y el deterioro de sus respectivos países catapultaron a Chávez y a Trump al poder, solo para abusar de la investidura y vulnerar los cimientos de la democracia. Sólidos en el caso de Estados Unidos hasta la llegada de Trump; y siempre vacilantes en Venezuela. Chávez no representó jamás un peligro para el mundo. Trump, sí. Pero a diferencia del país sudamericano, la sociedad de Estados Unidos es fuerte y el sistema político, aun en crisis, tiene la capacidad suficiente para evitar que un pirómano lo incendie. Chávez y Trump son la misma cosa. La boina de uno y el copete del otro no los vuelve diferentes.