“Los opresores pueden tiranizar solo cuando logran un ejército permanente, una prensa esclavizada y un populacho desarmado”, James Madison
Estados Unidos no es un país en el que sean comunes los desfiles militares. Contrasta con Rusia, la anterior Unión Soviética, que en sus fiestas nacionales siempre ha tenido desfiles de sus fuerzas armadas. Francia, con su república de ínfulas monárquicas, también organiza desfiles militares cada 14 de julio. España lo hace los 12 de octubre. En México, a pesar de que nuestras fuerzas armadas son modestas en los comparativos internacionales, es tradicional el desfile militar del 16 de septiembre, ese en el que en 2021 el invitado especial fue el líder de la dictadura cubana, Miguel Díez-Canel, quizá para dejar claro cuál era el proyecto de nación del gobierno.
Los estadounidenses celebran su 4 de julio con desfiles, pero de bandas musicales, y con espectáculos de fuegos artificiales. En buena medida esto es consecuencia de la desconfianza que los padres de la nación tenían a las fuerzas armadas. Varios trataron incluso de que la nueva república no tuviera un ejército permanente, sino "una milicia bien regulada", como dice la segunda enmienda constitucional. James Madison escribió: "La guerra es la madre de los ejércitos; de estos proceden las deudas y los impuestos; y los ejércitos, y las deudas y los impuestos son los instrumentos conocidos para traer a los muchos al dominio de los pocos". Muy decepcionados estarían Madison, Thomas Jefferson y otros padres fundadores al darse cuenta de que 250 años después su país sería una potencia militarista que acumula deudas e impuestos.
Aun así, en deferencia a la visión civilista de los fundadores, los desfiles militares han sido raros en la historia de Estados Unidos. Quizá los más importantes fueron uno en 1865, por la victoria del norte en la guerra de secesión; dos que celebraron los triunfos en la primera y la segunda guerra mundiales; otro en 1942; y uno más en 1991, después de la guerra del golfo Pérsico.
Este sábado 14 de junio, sin embargo, se llevó a cabo un desfile militar por las calles de Washington, la capital, que tuvo un costo de entre 25 y 45 millones de dólares. El pretexto fue el aniversario 250 de la fundación del Ejército Continental el 14 de junio de 1775, una conglomeración de las milicias de las 13 colonias británicas de Norteamérica, que daría origen al Ejército de los Estados Unidos, creado formalmente el 3 de junio de 1784.
No había originalmente un plan de realizar un gran desfile militar para conmemorar el 250º aniversario del ejército. Donald Trump lo impulsó para mostrar el gran poderío militar del país, que nadie duda, pero además para darse a sí mismo un festejo digno de su cumpleaños número 79. No sorprende que se hayan organizado muchas manifestaciones de protesta este sábado pasado bajo el lema: "No a los reyes".
Como Vladimir Putin y López Obrador, Trump busca gobernar como un monarca absoluto, no como presidente. Millones de ciudadanos estadounidenses han protestado contra sus decisiones, pero Trump no les ha hecho caso. Sin embargo, las reacciones del mercado, que nunca disuadieron ni a AMLO ni a Putin, sí han obligado a Trump a enmendar el rumbo. Ya lo hizo parcialmente con los aranceles, pero también la semana pasada con el anuncio de que no deportará a trabajadores agrícolas o de las industrias de la hospitalidad. Ha entendido que los granjeros no podrían recolectar sus cosechas sin trabajadores inmigrantes, y como dueño de hoteles y clubes de golf sabe también que sus establecimientos no podrían operar sin trabajadores extranjeros. Ha sido un rey sordo ante sus súbditos, pero no ante los mercados.
MAESTROS DE GUERRA
Israel pegó primero; Irán respondió, con menor efectividad, pero también de manera cruenta. Una vez más los maestros de la guerra utilizan la muerte y la destrucción para promover sus intereses políticos.
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