EDITORIAL Columnas Editorial Caricatura editorial

Columnas

De política y cosas peores

ARMANDO CAMORRA

El conde Drácula, vampiro de Transilvania, le indicó a su primogénito: “Ahí no, hijo. Lo que se chupa es el cuello”. Pancho el Mexicano ingresó al batallón de paracaidistas de la Legión Extranjera.

Al hacer el primer salto no se le abrió el paracaídas.

En caída vertiginosa les gritó a sus compañeros: “¡Güey el que llegue al último!”. (Durante la Segunda Guerra los paratroopers norteamericanos llamaban con trágica ironía roman candle al hecho de que a alguno le fallara el paracaídas. Roman candle es un juego pirotécnico que estalla en luces de todos los colores). “Ay, qué mancha tan negra es la pobreza”. La desolada frase de la canción vernácula contiene una filosófica verdad: el pobre sufre penas que los ricos no conocen. Aun así la pobreza es exaltada como virtud por algunas religiones, y la riqueza es condenada como culpa. Recordemos lo del camello y el ojo de la aguja. El cine mexicano hizo de la pobreza un rico filón de riqueza. En su saga “Nosotros los pobres”, “Ustedes los ricos” y “Pepe el Toro” el gran cineasta don Ismael Rodríguez puso de héroes a los pobres y de villanos a los ricos. Abro un paréntesis para decir que la segunda película citada termina mostrando la defensa trasera de una troca -del inglés truck- con un letrero extraño: “Melón se comió las plumas”. Seguramente muchos de los espectadores que con lágrimas en los ojos presenciaron la injusta muerte del Torito, el pequeño hijo de Pedro Infante y Blanca Estela Pavón, se preguntaron el significado de tan esotérica frase. La respuesta la tenía mi genial paisano coahuilense -de Piedras Negras- y querido amigo Armando Jiménez, autor de la “Picardía mexicana”, probablemente el libro más vendido en la historia de la industria editorial de México. Mi tocayo les habría explicado que eso de “Melón se comió las plumas” es uno de los versos de cierta alburera cuarteta mexicana que transcribo aquí no sin antes pedir una disculpa: “Entre Melón y Melambes / mataron un pajarito. / Melón se comió las plumas / y Melambes el pajarito”. Pedestre y falto de buena dicción es el plebeyo juego de palabras. Quizá don Ismael lo usó para disipar un poco ante sus críticos la acusación de lacrimógeno y melodramático que de seguro iba a recibir por su película. Pero advierto con alarma que me aparto de un comentario que no siquiera he comenzado aún. En épocas pasadas el senador -hágame usted el refabrón cavor- Fernández Noroña fue vecino de una vecindad. No vivió en quinto patio, como Emilio Tuero, pero sí en un modesto apartamento de reducidas dimensiones. Ahora, según se ha difundido, es dueño de una mansión de 12 millones de pesos que bien habría podido servir de set para aquel film que dije, “Ustedes los ricos”. El morenista, que antes fue fufurufo, ahora es fifí. Cosas son ésas de la 4T, austera en las palabras, en los hechos ostentosa y rastacuera, como lo muestran los desplantes de bienestar -ese sí verdadero- de Andy y otros capitostes de Morena. Ay, qué mancha tan negra es la pobreza. Más negras aún son las oscuridades de este régimen que a la corrupción e ineficiencia añade el descaro y el cinismo. Disiparé ahora la altisonancia de esta última frase, si no con la frase que usó don Ismael en su película sí con un chascarrillo final. Don Orujo, el párroco del pueblo, era un experto catador de vinos.

Cierto día lo desafiaron a que identificara uno. Lo probó y dijo: “Loretela. 18 años”. Acotó alguien: “No existe ese vino”. Replicó don Orujo: “Hablo de la muchacha que pisó la uva con que este vino se hizo. Morena; ojos verdes; 90-60-90; sensual y voluptuosa. Desgraciadamente no de mi parroquia”. FIN.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: De política y cosas peores columnas Editorial Armando Camorra

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2409887

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx