">

EDITORIAL Columnas Editorial Caricatura editorial

Columnas

De política y cosas peores

ARMANDO CAMORRA

Don Geroncio, señor de muchos almanaques, casó con Pomponona, mujer en flor de edad y dueña de profusos atributos físicos tanto en el norte como en la parte sur. A los pocos meses del matrimonio ella se veía pimpante, despampanante, rozagante. Don Geroncoio, en cambio, andaba derrengado, agotado y escuchimizado. Comentaba: “Es que mi señora es como la sal de uvas. Siempre me hace repetir”. Ovonio, hijo único de madre viuda, es un reverendo güevón, si se me permite el uso de esa expresión plebea. Era la una de la tarde, ya había caldo en las fondas, y sin embargo el haragán seguía en su cama dormido. La buena señora lo movía suavemente para despertarlo, y le decía con voz llena de ternura: “Ya levántate, hijito. Se te va a hacer tarde para tu siesta”. Alguien le comentó a Ovonio: “La luz viaja a 300 mil kilómetros por segundo”. En tono rencoroso acotó el holgazán: “Con razón la cabrona llega tan temprano”. La maestra de Educación Sexual les advirtió en la primera sesión del curso a sus jóvenes alumnas, todas ellas en edad de merecer: “Las que pongan atención a la clase saldrán aprobadas. Las que no, saldrán embarazadas”. “El día que en Inglaterra los jueces y abogados dejen de usar peluca en los tribunales, se derrumbará todo el edificio de la justicia británica”. He olvidado ya quién dijo esa frase. De hecho olvidé ya quién dijo todas las frases, incluso las que he dicho yo. He dejado a la orilla del camino inútiles bagajes que me impedían ir con paso más ligero. La frase que antes puse alude a una costumbre que forma parte de la tradición inglesa en la misma medida que el té de las 5 de la tarde. Obvio es decir que todas las tradiciones están desapareciendo.

Mi padre usaba sombrero; ya no lo usé yo. La corbata, ayer prenda obligada en el atuendo formal masculino, se halla en francas vías de extinción; mis nietos no saben ni cómo se hace el nudo. Instituciones antes sacrosantas, como el matrimonio, están en crisis. Las parejas se resisten a procrear: ahora tienen perrijos y gatijos. Los curas, a los que antiguamente les besaba uno la mano, se besan ahora de cachetito con sus feligresas. (Y qué bueno. Ojalá sea un principio). No extrañe entonces que la 4T, que tantas cosas ha hecho desaparecer, busque ahora suprimir la toga como atuendo para los ministros y ministras de la Suprema Corte. Si con la reforma judicial ese órgano de justicia prácticamente desapareció, convertido en una dependencia más del Poder Ejecutivo, sale sobrando discutir si sus integrantes deben ir togados a las sesiones, o luciendo atavíos étnicos -en este caso artificiales y artificiosos, demagógicos y falsos- o vestidos de china poblana o con pantalón vaquero y sombrero texano. Esa discusión es tan inane, fútil, trivial y baladí como debatir si a tal o cual difunto se le debe sepultar con traje, sudario o metido en tosco sayal, como el don Guido del otro Machado. Muerta está la Corte, y en trance de ser sepultada. Quienes se apoderaron de ella vayan a su sepelio vestidos -o desvestidos- como les dé su rechinada gana. La hija del doctor Noah, veterinario, estudiaba en otra ciudad, y debía caminar una distancia larga para ir a su colegio. Así, le envió un mensaje a su papá pidiéndole una cantidad a fin de comprarse una bicicleta. Cuando llegó el dinero, sin embargo, la chica había cambiado de opinión, y en vez de la bicicleta se compró en una tienda de mascotas un monito muy simpático y gracioso. Poco después le envió otro mensaje a su padre: “Se le está cayendo el pelo a mi monito. ¿Qué hago?”.

El doctor, que no sabía del cambio hecho por su hija, respondió prontamente: “Vende la bicicleta”. FIN.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: De política y cosas peores Columnas Editorial Armando Camorra

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2391214

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx