La farsa electoral del próximo domingo ejecutará a la república mexicana.
Con la aberrante elección de la no menos aberrante "reforma judicial", el próximo 1 de junio el régimen habrá destruido una historia republicana que comenzó en el Congreso Constituyente de 1824. Fue un ideal sublime de institucionalidad y libertad, muchas veces adulterado pero nunca antes traicionado. En esta hora oscura, importa recordar su cronología:
1824-1867 Primera República intermitente
1867-1876 Primera República Restaurada
1876-1911 Primera República simulada
1911-1913 Segunda República Restaurada
1913-1929 Segunda República intermitente
1929-1997 Segunda República simulada
1997-2024 Tercera República Restaurada
2024-???? República destruida
Fue la era de las asonadas, las guerras internas y las invasiones extranjeras. No faltaron tampoco ensueños monarquistas y delirios caudillistas. Y, sin embargo, México buscó afanosamente darse a sí mismo la forma republicana de gobierno que más convenía a su configuración histórica. Por eso cambió varias veces de Constitución: las hubo centralistas y federalistas. En ese empeño civilizatorio destacaron juristas heroicos, hoy olvidados.
En el Congreso de 1824, Miguel Ramos Arizpe defendió la soberanía de los estados, Manuel Crescencio Rejón la independencia del Poder Judicial, y Valentín Gómez Farías la división de poderes.
En el Constituyente de 1842 Mariano Otero postuló definitivamente al federalismo y José María Lafragua impulsó una mayor participación democrática. Aquella Constitución -que nunca llegó a promulgarse- robustecía al Poder Legislativo, consolidaba al Judicial como garante de los derechos individuales y reforzaba su independencia al conceder perpetuidad a los ministros.
La Constitución de 1857 fue la gloria del republicanismo mexicano. Participaron, entre muchos otros, Ponciano Arriaga, defensor de los derechos civiles, y Melchor Ocampo, impulsor de la separación Iglesia-Estado. El constituyente -respetuoso de la fe católica, y cuya vocación era moderada y conciliatoria- estableció el sufragio universal masculino, reafirmó la soberanía de los estados, limitó al Ejecutivo, fortaleció al Legislativo y consolidó la total independencia del Poder Judicial. Su vigencia se aplazó por la guerra de Reforma (1858-1861) y la Intervención Francesa (1862-1867).
Con Juárez y Lerdo la Constitución de 1857 cobró vigencia plena. Se vivió una era dorada de libertad. Desdichadamente, duró solo nueve años.
Al porfiriato le queda bien la expresión "república simulada" que acuñó para el PRI Gabriel Zaid. Salvo la "no reelección", también en esa época el poder presidencial supeditó a los otros poderes, anuló el federalismo y la democracia. Una "monarquía con ropajes republicanos", la llamó Sierra. No obstante, según Luis González, los jueces locales y estatales operaban con razonable autonomía.
Madero llamó a la restauración de un orden constitucional basado en principios republicanos, federalistas y democráticos. Y lo llevó a cabo, con más pureza que el propio Juárez. Bajo su gobierno, en 1912 se efectuaron las primeras elecciones legislativas. El Partido Católico actuó con total libertad. La libertad sindical y de prensa fueron irrestrictas.
. Carranza la instauró en 1917, Obregón y Calles la interrumpieron.
Creada en 1929, la presidencia imperial era el reverso de la democracia. El fraude electoral y la manipulación del voto aseguraban la perpetuidad del régimen. El Poder Legislativo era servil al Ejecutivo, si bien nunca buscó suprimir a la oposición parlamentaria. En cuanto al Poder Judicial, el sociólogo Pablo González Casanova, basado en estadísticas de ejecutorias entre 1917 y 1960, concluyó: "la Suprema Corte de Justicia obra con cierta independencia con respecto al Poder Ejecutivo y constituye en ocasiones un freno a los actos del presidente..."1. El PRI no tuvo ambiciones de control ideológico.
Con la pérdida de la mayoría del PRI en 1997 y la alternancia política en 2000, el país avanzó hacia un sistema democrático con equilibrio de poderes. Hubo plena libertad de expresión.
Un régimen que, a los defectos del PRI, suma una inédita vocación totalitaria, consumará la ejecución de la república. ¿Cuánto tiempo, esfuerzo y dolor llevará restaurarla?