
Crisis industrial sacude a Coahuila con cierre de plantas y pérdida masiva de empleos. (SERGIO A. RODRÍGUEZ)
En el rostro sombrío que presenta hoy la economía regional, la planta de Nemak Monclova aparece como el ejemplo más reciente de una crisis creciente: más de 950 empleos perdidos entre finales de 2024 y mediados de 2025, una operación prácticamente paralizada desde hace más de un mes y menos de 50 trabajadores dedicados únicamente al mantenimiento sobreviven en la invernación industrial.
El cierre definitivo se sospecha inminente; a finales de agosto podría anunciarse formalmente.
Aunque la empresa lanza, según el sindicato de la CTM, algunos alientos de esperanza: busca evitar el cierre gestionando nuevos contratos de monoblocks y piezas de aluminio para automóviles.
En Castaños, la empresa Maxion Structural Components no ha escapado de la tormenta. La firma, especializada en chasises y largueros de acero para tractocamiones, inició un paro técnico a principios de julio de 2025, que afecta a unos mil 700 trabajadores, quienes alternan tres días laborando con tres días de descanso, cobrando apenas el 60 % de su salario, mientras la demanda internacional colapsa por aranceles y contratos cancelados.
Maxion fabrica chasises y largueros para camiones y camionetas destinados a Estados Unidos, y sus principales clientes cancelaron, suspendieron o no renovaron órdenes de compra debido a la contracción en el mercado norteamericano de vehículos automotores.
Este panorama contrasta con el que se visualizaba en noviembre de 2024, cuando la planta ubicada en Castaños aseguraba un crecimiento sostenido, sin recortes, con una plantilla en aumento -de 2,800 a 3,500 trabajadores proyectados- y una inversión millonaria ya en marcha.
El crujir de la recesión y la incertidumbre derivada de las políticas arancelarias de Estados Unidos, así como la inflación disparada en ese país que disminuye el consumo de productos mexicanos, obligan a las empresas locales a recalibrar su visión. La región, dependiente del sector manufacturero, automotriz y metalmecánico, enfrenta desde hace casi tres años un largo período crítico.
AHMSA, EN EL LIMBO
La paralización de Altos Hornos de México (AHMSA) mantiene a sus trabajadores en un limbo jurídico: sin sueldos, sin finiquitos ni prestaciones laborales, mientras su reactivación aún no se concreta.
A la sombra de este panorama, muchos empresarios reconocen que la política de diversificar mercados y productos resultó tardía e insuficiente ante el embate de aranceles y el endurecimiento comercial. La industria autopartista ha resentido ya esta embestida.
Desde la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) en Monclova, Jorge Mtanous Falco ha hecho eco del malestar empresarial: Maxion en Castaños e Ironcast en Frontera, ambas en la zona metropolitana de Monclova, ya enfrentaron problemas con pedidos, consecuencia directa de la política estadounidense. Mientras tanto, APTIV, productora de componentes electrónicos para automóviles eléctricos, redujo personal desde julio-agosto de 2024, despidiendo a 650 trabajadores bajo rumores de traslado a Tamaulipas, que finalmente no se materializó.
El sector metalmecánico también siente la presión: las empresas que importaban acero de Japón, debido al cierre de AHMSA, ahora deben recurrir a insumos nacionales o estadounidenses -más caros- para evitar cargas arancelarias. Además, los contratos para fabricar carros de ferrocarril para Estados Unidos han concluido o están próximos a terminar.
El clúster ferroviario más importante del país está en la Región Centro de Coahuila, con empresas como Trinity Rail de México, FreightCar America, Greenbrier-GIMSA, GG Trailers, Fericar e IMMSA Norte. Antes representaba un fuerte dinamismo exportador, pero hoy opera con paros técnicos y recortes "hormiga" que afectan su capacidad de reacción frente a la crisis.
Este cuadro local se inserta en un contexto económico más amplio: recortes de nómina, plantas paralizadas o cerradas y sobredependencia de políticas externas evidencian los límites de un modelo productivo poco diversificado. Líderes sindicales, como el secretario general de la CTM Frontera, Mario Dante Galindo Montemayor, subrayan que sin industria no hay consumo ni sustento; y sin redes alternas productivas, el impacto social es inevitable.
DESEMPLEO
El desempleo generado y los paros técnicos con salarios reducidos al 60 por ciento provocan, a su vez, una contracción en el comercio local, al disminuir el circulante en el sector consumidor, lo que trae una recesión general en Monclova y la región.
Según declaraciones de Melba Farías, dirigente de la Unión de Comerciantes -organización de vendedores ambulantes y semifijos-, el cierre de la siderúrgica monclovense provocó una caída del 40 por ciento en las ventas de sus socios. Expuso que se volvió común ver ventas de garaje en colonias populares, de clase media y hasta residenciales, que hacen competencia a los locatarios establecidos.
"Ya hay más vendedores que compradores", dijo la representante de los ambulantes.
Por otro lado, cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indican que de enero a julio del presente año se han perdido 3, 306 empleos. Los datos muestran el cambio mensual de trabajadores asegurados con empleo permanente, que sube o baja cada 30 días. El resultado del primer semestre muestra un déficit de 3,582 plazas laborales; en julio se recuperaron 276 y al final del séptimo mes el número cerró en tres mil 306 empleos menos.
En síntesis, el centro de Coahuila se encuentra en una coyuntura crítica: Nemak se tambalea al borde del cierre, Maxion sufre paros y recortes, y las empresas ferroviarias reducen producción y personal en recortes "hormiga" ante la falta de nuevos pedidos. El resultado es un entorno industrial fragmentado, golpeado por decisiones comerciales externas y sin un esquema claro de resiliencia local.
Frente a este panorama, la diversificación productiva, la renegociación de tratados y la apertura de nuevos mercados parecen más bien asignaturas pendientes.