Una nueva encuesta que ha generado grandes titulares muestra que una creciente mayoría de estadounidenses están en contra de las redadas migratorias del presidente Donald Trump. Pero, lamentablemente, no creo que eso vaya a incidir en la ofensiva de Trump contra los inmigrantes.
Antes de decirles por qué temo que Trump no dará marcha atrás a pesar de que su campaña contra los inmigrantes está perjudicando la economía estadounidense y destruyendo las vidas de millones de personas, veamos los datos.
Según la nueva encuesta de Gallup, un récord del 79% de los adultos estadounidenses ahora dice que la inmigración es buena para el país. Mientras tanto, el porcentaje de estadounidenses que quiere reducir la inmigración cayó del 55% cuando se realizó la misma encuesta en julio del año pasado, a un 30% hoy.
En cuanto al plan de Trump de deportar a todos los indocumentados, solo el 38% de los estadounidenses respalda esa idea hoy, en comparación con el 47% en julio pasado.
Obviamente, los estadounidenses se creyeron el discurso antiinmigrante de Trump durante la campaña presidencial de 2024, cuando el entonces candidato tomaba casos aislados de crímenes horrendos cometidos por pandillas salvadoreñas para sugerir la falsedad de que la mayoría de los indocumentados son delincuentes peligrosos.
Ahora, un número creciente de votantes de Trump se sienten traicionados: esperaban que el nuevo presidente se concentrara en deportar a criminales violentos, pero están siendo testigos de una persecución a inmigrantes que en su enorme mayoría son buenas personas, que hacen trabajos que la mayoría de los estadounidenses no quieren hacer.
Las deportaciones de Trump están perjudicando la construcción, la agricultura, la gastronomía y varias otras industrias. Al mismo tiempo, han desencadenado una crisis humanitaria. Miles de madres están siendo separadas de sus hijos que nacieron y crecieron en Estados Unidos y que, en muchos casos, prestaron sus servicios en el ejército estadounidense.
Lo que es igual de absurdo: la nueva ley "Grande y Hermosa" de Trump destina $170,000 millones a la Policía de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), una cantidad mucho mayor que los presupuestos anuales combinados del FBI ($12,000 millones) y la CIA ($14,000 millones).
No es broma: el gobierno de Trump gastará mucho más en arrestar a jardineros, niñeras y trabajadores agrícolas indocumentados que en capturar a asesinos seriales o terroristas.
Al mismo tiempo, Trump está recortando decenas de miles de millones de dólares en fondos estatales para la investigación científica de curas contra cáncer y otras enfermedades, así como de la ayuda exterior estadounidense. ¿Tiene sentido todo esto?
Sin embargo, no creo que Trump abandone su cruzada contra los inmigrantes, porque su cálculo político es que las deportaciones masivas le convienen: mantienen aglutinada a su base.
En un momento en que los seguidores de Trump se están peleando entre ellos por la decisión del gobierno de no publicar los archivos del difunto financiero y acosador sexual Jeffrey Epstein y por la ayuda estadounidense a Ucrania, la inmigración sigue siendo el único frente en que sus partidarios se mantienen sólidamente unidos.
Trump también sabe que en la actual era de la propaganda política personalizada, ya no se necesita el apoyo del 50% más uno de la población para ganar elecciones. Basta con un 35% de votantes entusiastas, y una campaña que logre suprimir el voto de los indecisos y los contrincantes con desinformación para que decidan no participar en las elecciones.
En 2024, por ejemplo, la campaña de Trump logró suprimir el voto de muchos atacando las posturas de los demócratas en temas relativamente menores, como el de los atletas transgénero, que eran casos que podían contarse con los dedos de las manos.
Según la encuesta de Gallup, el mayor cambio en materia de inmigración se está produciendo dentro del propio Partido Republicano de Trump: el 64% de los republicanos dicen ahora que la inmigración es buena para el país, contra un 39% que opinaba así el año pasado.
Esta encuesta debería ser una buena noticia, si lograra que Trump cambie de rumbo. Pero no lo hará. Mantener unida a su base antiinmigrante seguirá siendo su principal prioridad, aunque provoque un caos económico y una tragedia humanitaria.